sábado, 28 de septiembre de 2013

Las músicas de la Veracruz


(Acto de presentación del disco "Las músicas de la Veracruz" celebrado el día 1 de Febrero de 2013 en la Capilla del Dulce Nombre de Jesús)

Sr. Hermano Mayor y Junta de Oficiales de la Hermandad de la Santísima Veracruz de Sevilla, Compositores, interpretes, amigos de la música, señoras y señores.

La música ha tenido un papel muy importante en nuestra hermandad, a pesar que desde su reorganización en 1942 y hasta el año 2006 hayamos realizado nuestra estación de penitencia en el más riguroso silencio siempre ha existido una importante actividad que tuvo uno de sus principales exponentes durante los años 80 del pasado siglo con el Coro formado por la juventud de la hermandad que además de acompañar los cultos de la Hdad. participó en numerosos actos en otras hermandades e instituciones,  siendo además causa de la incorporación de numerosos hermanos a la hermandad entre los cuales me incluyo.
Es a partir de dicho año que se decide incorporar nuevamente la música a nuestro cortejo procesional, pues ya en los siglos XV y XVI figuraban cantores ante el Santísimo Cristo entonando las letanías como veremos más adelante. Desde entonces se ha trabajado en dotar a la Hermandad de un repertorio propio que responda a la personalidad de nuestra corporación y que sea signo de identidad de la misma, ya que solo contábamos con una par de piezas de música de capilla y una sola pieza vocal: el Himno de la Hermandad, aparte de una marcha procesional que como es lógico no tiene cabida en nuestra estación penitencial.
Con inmensa satisfacción presentamos hoy este disco en el que recogemos el fruto del esfuerzo de estos años en los que hemos visto aumentado nuestro patrimonio musical con numerosas obras. Pero ¿cómo debía ser esta música? En primer lugar hay que ser fieles a la historia y la tradición de nuestra ciudad y por supuesto acordes con el espíritu ascético y penitencial de nuestra Hermandad.  

Si viajamos al pasado, vemos que las procesiones han sido desde antiguo uno de los actos devocionales que más ha practicado la Iglesia: De carácter festivo o penitencial, de rogativas o de acción de gracias, pero siempre ha intervenido la música y especialmente el canto. Primeramente se desarrollaban dentro de las Iglesias o conventos, por lo que se acompañaba de canto llano o gregoriano, estilo que desde su implantación era el más utilizado al ser melodías a una sola voz y con un esquema rítmico un tanto libre, y frecuentemente acompañados del órgano o por el Bajón, precursor del actual fagot. 

También se utilizaba la polifonía para lo que se requería intérpretes con una mayor formación musical y se podía interpretar “a capella”, voces solas, o acompañadas por el órgano o de un grupo de instrumentos. En España y hasta bien entrado el siglo XVIII, los instrumentos que formaban las capillas musicales de las catedrales, colegiales o conventos eran exclusivamente de viento, bien de metal: cornetas o sacabuches, o bien de madera, chirimías y bajones, y a sus intérpretes se les denominaban “ministriles”. Más adelante se incorporaron los instrumentos de cuerda a estas capillas. Estas procesiones se fueron alargando y se empieza a salir de los templos para visitar una catedral, una iglesia colegial, ermita, hospital o algún lugar de especial devoción, siempre conservando la misma estructura litúrgica de la procesión al ser una prolongación del acto devocional que se estaba celebrando, y por supuesto con el acompañamiento musical que le fuera propio a cada una.

El Abad Gordillo, Bermejo y Ortiz de Zúñiga, entre otros, nos confirman en sus escritos la importancia de la música en los actos litúrgicos y procesionales al ser un elemento que distinguía la importancia de la fiesta que se celebraba: hace mención a los cantores que acompañaban entonando salmos, letanías o el Stabat mater en la cofradías de Pasión, Santo Entierro, Soledad o Santa Cruz en Jerusalén y nos ofrecen su opinión de cómo debían ser los cantos en estas “estaciones”: tristes y devotos. 

Hay constancia de la asistencia de la capilla musical de la Iglesia de San Miguel a estaciones penitenciales en 1720: el miércoles santo acompañaban a la cofradía del Silencio (Amargura), el Jueves Santo a la del Traspaso y a la del Rosario, y el Viernes lo hacían con la del San Isidoro y con la de la Encarnación de Triana. En la Hermandad de Jesús Nazareno existen documentos de finales del XVIII en los que consta la participación de seis instrumentistas de boca en la estación penitencial, miembros de la Capilla de Música de la Colegial del Salvador, concretamente dos obueses (oboes) y un bajo (fagot) como acompañamiento a cada una de las imágenes, modelo que perdura hasta nuestro días y que ha quedado como paradigma de la formación de la capilla musical.

Sobre nuestra Hermandad, me remito al documento de nuestro archivo que reproducíamos en el anuario del año pasado y en el que se describe la “Forma en que observa hacer estación la Stma. Veracruz” y en el que se indica que Sigue la comunidad con velas y cantando con mucha pausa las letanías mayores e inmediatamente a la comunidad el S. Cristo. 

Con estas premisas y siendo fieles a la historia hemos conseguido acrecentar nuestro Patrimonio Musical que actualmente comprende un catalogo de obras que se agrupan en varios estilos: Música litúrgica para el culto interno, Marchas para banda de música y Música procesional vocal o instrumental para capilla musical, siendo este último grupo el que conforma el repertorio que incluimos en esta grabación que hoy ve la luz.

Nuestro objetivo, con este disco,  es dar a conocer nuestra música: primero a nuestros hermanos, porque al interpretarse fundamentalmente en la calle solo pueden oír estas composiciones aquellos que por su sitio en el cortejo penitencial estén cerca de las formaciones musicales, y por supuesto al público en general. Es un trabajo diferente a lo que se ha hecho hasta ahora, pues en él se recogen, además de capillas instrumentales,  piezas vocales interpretadas por un cuarteto de voces graves con acompañamiento de capilla musical, lo que supone una novedad en los trabajos discográficos publicados hasta el momento. Muchas personas nos han ayudado y aconsejado en este camino, primeramente las formaciones que hoy nos acompañan y que desinteresadamente han colaborado en esta grabación discográfica: el Cuarteto de voces graves  “Punctum Mora Vocis” y la Capilla Musical “Gólgota” a las que dedicaremos nuestra atención en unos momentos; también la Capilla Musical San Telmo que nos acompaño hasta el año 2010 ante el Paso de Ntra. Stma. Virgen; al coro Crux Fidelis, que nos ha acompañado hasta el año pasado ante el paso del Stmo. Cristo; a Paulina Ferrer Garrote; José Manuel Muñoz; Enrique García Muñoz; Cayetano Sánchez; Francisco Javier Gutiérrez Juan; a todos los compositores que gentilmente nos han dedicado sus obras; a la Hdad. de la Santísima Veracruz de Coria del Rio que en un gesto de hermandad como pocos, nos ha cedido la Ermita de San Juan Bautista de dicha localidad donde se realizo la grabación; quisiera tambien reconocer la dedicación de nuestros hermanos Javier Martínez Macarro y Hugo Vargas Martin, quienes han prestado su tiempo y conocimientos  continuamente en toda esta travesía y muy especialmente al alma mater de esta obra: Sergio Asián Almanza quien junto con Alberto Barea Tejada ha coordinado todos los aspectos necesarios, sobre todo en el tema musical para que este disco sea una realidad.

EL CUARTETO VOCAL “PUNCTUM MORA VOCIS” de Sevilla, que se crea como ampliación de la asignatura de Coro de Cámara del Conservatorio Superior de Sevilla que era impartida por el catedrático Ricardo Rodríguez Palacios en 2.007, siendo su primera actuación como trío vocal el Viernes Santo de ese mismo año en la procesión del Santo Crucifijo de los Milagros (Utrera). Desde entonces el grupo adopta un estilo musical propio con obras para voces graves y se añade un cuarto cantor para complementar la sonoridad que el grupo necesitaba. Se han ofrecido recitales en cursos del Conservatorio Superior de Música de Sevilla, así como también participan en los cultos de hermandades como la Veracruz de Coria del Río, El “Cerro del Águila” de Sevilla, tanto en actos litúrgicos como en Via-Crucis y Procesiones de Semana Santa, o Solemnidades como la del Corpus Christi. Desde marzo de 2.012 participa en los cultos de la Hdad. de la Veracruz de Sevilla, así como en el Via-Crucis del Viernes de Dolores. Los miembros que forman este grupo son: Sergio Asián Almanza, Tenor I; Juan Manuel Barahona Rosales, Tenor II; Luis García Garrido, Barítono; y  Miguel Angel García García, Bajo

LA CAPILLA MUSICAL “GOLGOTA” se crea en el año 2.008 en los senos del Conservatorio Profesional de Música de Huelva “Javier Perianes” de dicha ciudad. La creación se lleva a cabo tras fuertes inquietudes musicales por parte de sus componentes en el mundo de la música de capilla. Desde sus inicios hasta nuestros días e ininterrumpidamente la Capilla Musical ha sido requerida por multitud de Hermandades de su ciudad como la Hdad. de los Estudiantes, Buena Muerte, Santa Cruz, Cautivo o la Fé, así como en el Pregón de la Semana Santa onubense en 2.010, y en la actualidad acompañan los tres días de Triduo de su Santo Patrón San Sebastián desde hace cuatro años. En su provincia han actuado en los Vía-Crucis oficiales de Lepe y Ayamonte, traslados en Triduo Itinerante de la Virgen de la Soledad de Ayamonte, Vía-Crucis extraordinario en Hinojos y Vía-Crucis en Moguer y Villarrasa entre otros. En la ciudad de Sevilla han intervenido en los cultos de las Hdads. de los Javieres y en el Quinario de Redención así como en el acompañamiento a la Cruz de la Juventud en su salida desde la Casa de Pilatos; ya en su provincia, destaca el acompañamiento en el I Centenario Fundacional de la Adoración Nocturna de Pilas y cultos en Benacazón y Coria del Río. Actualmente acompañan en Semana Santa a las Hermandades de la Vera-Cruz de Sevilla y Arahal, Hermandad de los Estudiantes de Huelva, Cristo de Burgos de Chucena y Santo Entierro de Gibraleón así como en algunos cultos de éstas durante la cuaresma. Posee tres trabajos discográficos, uno en 2.009 y otros dos en 2.012; los dos primeros propios y el último editado y producido por la Hermandad de la Stma. Vera-Cruz de Sevilla. A todas las actuaciones mencionadas anteriormente, se suman actuaciones en directo en programas de radio tan conocidos como son “El Llamador” de Canal Sur Radio, “Hispanidad Cofrade” de Hispanidad Radio, y televisión, en “El Cabildo” en CNH (Canal Noticias Huelva). El pasado año han sido participes en el XIX Ciclo de Música Sacra de Talavera de la Reina, en la provincia de Toledo recibiendo muy buenas críticas. En 2.009 participaron en la Semana Santa pacense acompañando al Cristo Yacente el Viernes Santo. Sus componentes son: Javier Pérez Pavón, oboe; Jerónimo Mora Caro, clarinete y Alejandro Martínez Vázquez, Fagot

Vamos a repasar brevemente las distintas piezas que se incluyen en el disco, así como sus autores. Para la selección de las mismas se ha tenido en cuenta que sean piezas inéditas, es decir, que no se hayan incluido anteriormente en otro trabajo discográfico, y además que sean de diferentes estilos para que su audición sea más atractiva y dinámica.

La pieza que abre el disco es una capilla instrumental: Tristezas de Miguel Ángel Abad Mendoza. Nacido en Sevilla en 1970. Cursa estudios musicales en el Conservatorio Superior de Música de la Capital Hispalense, en la especialidad de violín, con los profesores  Dª Rosario Agüera y D. José Gámez. Ha pertenecido a la Orquesta Bética Filarmónica y a la Orquesta de Cámara del Conservatorio Superior de Sevilla. Desde hace de 25 años se dedica a la música de los cultos internos de las hermandades formando parte de varias capillas musicales. Es autor de dos capillas musicales y de un Kyrie y un Sanctus dedicados a la hermandad de la Sagrada Lanzada, (a la que pertenece),  y de varias capillas dedicadas a las hermandades de Montesión y Vera Cruz.

Desde el año 1991 ejerce como profesor de Violín, siendo desde entonces la labor didáctica su principal ocupación que actualmente ejerce en el Conservatorio Elemental de Música de Triana, aunque dedicándose ocasionalmente a la composición musical. En Junio de 2009 fue estrenada su obra “Cuarteto” por el Cuarteto “Ébano”.

La coplilla En Tu Cruz Contigo viene a representar el estadío que sigue al lema de nuestra Hermandad, “Toma tu Cruz y sígueme” de forma que imitando a nuestro seráfico padre San Francisco, no solo hemos de seguir a Jesús, sino hacernos uno con El en la cruz. Este pensamiento inspiró a Nuestro hermano Mayor, Francisco Berjano Arenado, las dos cuartetas de la letra de esta obra. Crucero confeso, permitidme que, a modo de presentación, solo diga de él que fue un privilegio formar parte de su junta de oficiales. 

La música es de Fernando Caro Gil, músico versátil y polifacético nacido en Manzanilla en 1957 y discípulo de Antonio Pantión. Fue clarinete en la Banda del Soria 9 a las órdenes de D. Pedro Morales. Ha sido organista de la Capilla Real y de la Parroquia del Sagrario, y desde muy joven ha formado parte de las capillas musicales de los recordados Villalba, Zurita o José Luis González, entre otros, bien como cantor, bien como organista. En la actualidad dirige su propia capilla musical, de la que me honro en formar parte. Tiene, además, dos capillas dedicadas a su Hermandad de Las Penas de San Vicente: Trío de viento I y II.

Para los Hermanos de la Veracruz, la siguiente obra es el cénit del disco: el Himno de la Veracruz es nuestra seña de identidad que, además, ha traspasado las fronteras de la propia hermandad convirtiéndose en el himno de todos los cruceros. La letra es de Cándido Sánchez Martínez, hermano desde la reorganización de ésta Hdad. a la que llega por su amistad con El P. José Sebastián y Bandarán y de la que forma parte hasta su fallecimiento. De profundas convicciones religiosas y gran amante de la poesía; de su afición a la escritura surge la letra de este Himno al que pone música Antonio de Castro García, quien tuvo la dicha de ser el Hermano Mayor bajo cuyo mandato salió por primera vez el paso de Mª Stma de las Tristezas desde esta capilla del Dulce nombre de Jesús. Fue el organista del coro de la Hdad. a la par que nuestro maestro de música, pues nos enseñaba las obras clásicas que se interpretaban. Fué el “músico de cabecera” de la Hdad. En aquellos años. Además del Himno le puso música a otras coplas con letras de otros recordados Hermanos como Juan Collantes de Terán o Antonio Soto Cartaya. Hombre de gran sencillez de la que como muestra nos deja la dedicatoria de la Salve a la Virgen de las Tristezas al autor de la letra de la misma que dice así “A mi fraterno amigo del alma, poeta de esta alabanza a Nuestra Madre, le dedica esta colaboración musical el aprendiz de músico, Antonio Castro”

Seguidamente otra capilla instrumental, también titulada Tristezas, en esta ocasión de Francisco Javier Alonso Delgado,  natural de Madrid, realiza sus estudios musicales en el Real Conservatorio Superior de Música de su ciudad natal. Han sido sus profesores, entre otros: Ana María Navarrete, Francisco Roig, Carlos Esbrí, Montserrat Bellés, Maite Berrueta, Pedro Zazpe, Margarita Degeneffe y Luis Izquierdo. Ha realizado cursos de ampliación, entre otros, con: Carles Guinovart, Monique Dechaussees, Humberto Quagliata, Josep Colom, Enrique Blanco, Brenno Ambrosini y David Kuyken. Simultanea la actividad docente con su faceta de pianista y compositor. Desde julio de 2002 reside en Sevilla. En el curso 2002-2003 fue subdirector de la Banda de Música de la Esperanza de Triana y director de la Coral Polifónica "Santísimo Cristo de las Tres Caídas". Pertenece al colectivo de profesores de conservatorio interinos de la Junta de Andalucía. Actualmente ejerce su labor docente en el Conservatorio de Valverde del Camino. En la Segunda y Tercera ediciones (2004 y 2005) del Certamen de Marchas Fúnebres de la Semana Santa de Zamora, obtuvo sendos segundos premios con sus marchas "Madre Dolorosa" y "La Soledad de María". Recientemente se han publicado dos de sus marchas en los trabajos discográficos de las Bandas de música TUBA MIRUM de cañete de las Torres (Córdoba) y la Banda de Música NTRA SRA DE LA VICTORIA de la Hdad. de las Cigarreras. Es autor de numerosas marchas y música de capilla dedicadas a Hermandades de Sevilla, Málaga, Granada, Sanlúcar de Barrameda o Madrid.

Dentro de las obras vocales con acompañamiento de capilla se incluyen Tristis est Anima Mea, Vigilate et Orate, e Himno a la Cruz de Sergio Asián Almanza quien las dedico a la nuestra Hermandad el pasado año 2012. Sergio es Licenciado Superior en Dirección Coral por el Conservatorio Superior "Manuel Castillo" de Sevilla, bajo la cátedra de D. Ricardo Rodríguez Palacios. Su actividad musical se centra en la dirección coral, así como en la composición e interpretación de mucha música vocal. Es director del Coro Santa María de Coria del Río desde abril de 1.995, así como también ha dirigido al Coro Concepción Inmaculada de Sevilla desde mayo de 2.006 a diciembre de 2.007. En marzo de 2.000 estrena su primera marcha procesional (Tú, Soledad) dedicada a la Virgen de la Soledad de Coria del Río, así como numerosas composiciones para coro dedicadas a esta misma advocación. En junio de 2.001 dedica su segunda marcha procesional a la Virgen de la Estrella (Santa María de la Estrella), patrona de Coria del Río. Ambas composiciones las estrena la Banda Municipal de Coria del Río. En 2.003 estrena varias composiciones para coro que dedica al Coro Santa María con motivo de su X Aniversario, así como la obra para Coro mixto y Banda de Música "Umbrete es" que dedica a la ciudad de Umbrete (Sevilla). En junio de 2.005 estrena su tercera marcha procesional (Madre de la Soledad Coronada) con motivo de la Coronación Canónica de la Virgen de la Soledad de Coria del Río. Así como el Himno de Coronación y algunas composiciones más que completarían la Misa de Coronación. En marzo de 2.006 presenta y estrena en la Parroquia de Ntra. Sra. de los Dolores del Cerro del Águila "Stabat Mater Dolorosa", obra para coro mixto, solistas y orquesta. A partir de febrero de 2.007 inicia una serie de composiciones para voces graves y capilla musical dedicadas a la Hdad. de la Vera-Cruz de Coria del Río, culminando con las que dedica el pasado año a nuestra Hermandad. Desde 2.007 inicia un nuevo proyecto que da como resultado el Cuarteto de Voces Graves Punctum Mora Vocis con el que interpreta un importante repertorio vocal del renacimiento, así como numerosas composiciones propias. Ha sido cantor del Coro Manuel de Falla del Conservatorio Superior de Sevilla desde octubre de 2.004 hasta junio de 2.011. Otra de las formaciones vocales en las que ha participado es en el Coro de Cámara de Sevilla con quienes ha participado en Ciclos de Cantatas de Bach. Es miembro de la Junta Directiva de la Federación Sevillana de Coros desde noviembre de 2.010 con quienes ha organizado Talleres Corales con Javier Busto, Dante Andreo, Julio Domínguez, Tamara Brooks y Kevin Smith.

Nuevamente una capilla instrumental: Hodie eris mecum in paradiso de  Antonio Hurtado Torres quien nos explica que está articulada a modo de un intenso diálogo a tres voces en el que se representa a Jesús y los dos ladrones en la cruz. Según Lucas, el Hijo del Hombre, ante el arrepentimiento del buen ladrón, le dirigió las supremas palabras de liberación: “Te aseguro que hoy estarás conmigo en el Paraíso”.  Nada más nos cuentan los Evangelios Canónicos acerca de este episodio. Pedro había negado a Cristo;  Tomás no creerá en la Resurrección hasta que introduzca los dedos en los agujeros de los clavos; sin embargo, les estaba deparada la santidad. En cambio, la tradición general, cifrada en los Evangelios Apócrifos, otorga la salvación y la bienaventuranza para el llamado “buen ladrón”, mientras que impone la marca del aborrecimiento y la condenación para el otro, quien, presa de la desesperación y del dolor, y con el cuerpo retorcido en torno del madero, ni siquiera tuvo la oportunidad de meter los dedos en las llagas...No obstante, Sevilla, Nuestra Ciudad, tan pródiga en contradicciones, como sabia y benevolente, no entiende de condenaciones eternas, y aún tenía que escribir la última palabra sobre este relato, en su particular Evangelio: el Evangelio Según Sevilla. En él, quedó constancia de un diálogo interior, más allá de las palabras, un diálogo de arrepentimiento y perdón, que aconteció entre el Señor y  el incrédulo crucificado, en los últimos instantes, y  en virtud cual   –citando y parafraseando a uno de nuestros universales bienaventurados sevillanos, ascendido a la Gloria desde las profundidades del abismo(Don Juan Tenorio)-, si verdaderamente “Un punto de contrición da a un alma la salvación”,  aunque la maldad del “mal ladrón”, hubiese sido inaudita, la piedad de Jesucristo es infinita, sin duda, la tarde de aquel primer Viernes Santo, estuvieron los tres en el Paraíso... 

Natural de Sevilla, Antonio Hurtado realiza sus estudios musicales en el Conservatorio Superior Manuel Castillo, de Sevilla, donde obtiene el Grado Superior de Armonía y Composición, También obtiene el título Superior de Solfeo y Teoría de la Música y el profesional de piano. Junto a su hermano, David, desde los años 90 realiza estudios musicales sobre el flamenco, publicando varios libros y artículos e impartiendo numerosas conferencias. 

La siguiente pieza Doloris Gladius de Javier Pérez Pavón se gesta como una capilla instrumental dedicada a nuestra hermandad en el año 2011 a la que pone letra  Fco. Javier Segura Márquez, joven cofrade sevillano, pregonero de nuestra Semana Santa de este año, quien no necesita más presentación. La letra surge de la gran amistad que le une a la Capilla Gólgota, a quienes conoció  buscando grupos para un compromiso hace años, quedando impresionado por su disponibilidad,  sus ganas de trabajar, de superar sus errores y ampliar sus conocimientos. La letra para Doloris Gladius la escribe en una tarde para poner palabras a la melodía de ese motete que le pareció tan cantable desde que lo escucha en un via crucis que organizó el Colegio Mayor San Juan Bosco. Según sus propias palabras “Es mi primera pieza para la Virgen de esta Hermandad, que evoca tanto al llamarla simplemente Tristezas. Mi ofrenda de devoción para una Hermandad tan antigua y venerable, que guarda en su historia los secretos de aquellas primeras procesiones penitenciales. Un regalo para mis amigos del grupo Gólgota y una donación a la Dolorosa más humana del Lunes Santo.”

Javier Pérez Pavón, nace un 2 de Agosto de 1988 en la ciudad de Huelva e inicia sus estudios musicales a la temprana edad de 8 años en el “Conservatorio Profesional de Música Javier Perianes” de dicha provincia. Estudia la especialidad de Oboe con el profesor Ángel Sánchez Moguel terminando Grado Medio y obteniendo excelentes calificaciones en todos los cursos, participa también en los cursos de verano Ciudad de Punta Umbría dando clases con el Catedrático profesor de oboe Carlos Baena. Ha sido durante muchos años miembro de bandas de música con las que empieza a tomar contacto con la Semana Santa, siendo actualmente miembro y Oboísta del Trío de Capilla Gólgota de la capital Onubense. Además es Diplomado por la Universidad de Huelva en Magisterio Educación Musical. Durante su etapa en el conservatorio destaca en la asignatura de composición donde se empieza a interesar en el mundo cofrade. Su faceta como compositor está ligada al completo a la Semana Santa teniendo realizada una marcha de procesión para banda de música llamada “Estrella por Ubrique Coronada”  y realiza numerosas composiciones para trío de capilla, la mayoría dedicadas a las hermandades que acompaña.

Cierra el disco la obra instrumental Seis tríos de Capilla Op. 69 de José Jesús Ciero Polvillo.  Nace en 1975 en Salteras (Sevilla) e inicia sus estudios musicales en Tenerife a muy temprana edad. En el Conservatorio Superior de Música “Manuel Castillo” de Sevilla estudia Piano con Adela Barranco y Órgano con el Catedrático D. José Enrique Ayarra Jarné, además de otras especialidades, obteniendo el Título Profesional de Solfeo, el Título Profesional de Armonía y el Título Superior de Órgano con la máximas calificaciones. En el año 2000 consigue el Premio Extraordinario (Fin de Grado Medio) de Órgano y en 2003 el Premio Extraordinario (Fin de Carrera) de la misma especialidad. El estudio del órgano le ha llevado a conocer órganos de Andalucía, Extremadura, Portugal, Alemania y Holanda, entre otros. Ha realizado cursos magistrales de órgano impartidos por organistas como André Isoir (música barroca francesa), Félix Friedrich (música barroca alemana), Luigi F. Tagliavini (música italiana para órgano desde el Renacimiento) y Olivier Latry (la música de Olivier Messiaen). Como concertista ha ofrecido numerosos conciertos por toda la geografía andaluza. A partir 1995 ha sido invitado en numerosas ocasiones a tocar los grandes órganos de coro de la S. M. I. Catedral de Sevilla en las Misas dominicales de las 13:00 h. En 2001 funda el conjunto de música antigua “Il temperamento musicale”. Desde 1998 ha dirigido y acompañado al "Coro de Cámara Eduardo Torres" de Villanueva del Ariscal (Sevilla). Como compositor destacan sus obras de género sacro: “Salve, Virgen Dolorosa, Op. 22”, “Juste Judex, Op. 13” y diversos “Ave María”, todas para canto y órgano; “Misa en honor a los Dolores Gloriosos de María, Op. 37”, para solo, dúo y coro de voces mixtas con acompañamiento de órgano; “Missa brevis en re m Op. 48” para coro de voces mixtas con acompañamiento de órgano; “Madre Dolorosa, Op. 40” , “Regina Pacis, Op. 41”, “Stabat Mater, Op. 49” y “Divina Providencia, Op. 53”, para banda de música. Desde Mayo de 2002 es el titular del órgano “Juan Debono” (1794) de la Iglesia del Divino Salvador de Sevilla.

Terminado este breve recorrido por las obras que forman el disco, solo me queda agradecerles  su atención y su asistencia esta noche; nuevamente testimoniar nuestro agradecimiento tanto a los compositores como a los intérpretes; y espero y deseo que el disco resulte de su agrado, y disfruten con su audición, y si Dios quiere, quizás muy pronto podamos estar presentando un segundo volumen, lo que sería seña inequívoca que éste que hoy nos ocupa ha sido del agrado de todos ustedes.

Muchas gracias, buenas noches. 

FOTOGRAFIAS:

  1.  Portada del Disco "Las músicas de la Veracruz" 
  2. Cuarteto Vocal "Punctum Mora Vocis"
  3. Capilla Musical "Gólgota"
  4. Presentando el Disco en el programa "Cingulo y Esparto" de Punto Radio con Esteban Romera.
  5. Con Esteban Romera finalizado el programa.
  6. Acto de Presentacion del Disco.
Muchas gracias a La Capilla Golgota y al Cuarteto Punctum Mora Vocis por las fotografías y especialmente a Isabel Fuentes por realizarlas



viernes, 27 de septiembre de 2013

Las Fiestas de la Cruz en la liturgia

(Publicado el 7 de Septiembre de 2008 en el Blog de la Hdad. de la Santísima Veracruz de Sevilla http://veracruzsevilla.wordpress.com)


En los próximos días celebraremos la festividad de la Exaltación de la Santa Cruz. Actualmente, es la única fiesta litúrgica en honor del Arbor Sacrosanto que celebra la Iglesia, pero hasta la reforma litúrgica de Juan XXIII, en el Concilio Vaticano II coexistieron en España hasta tres fiestas en honor de la Veracruz, y en las siguientes líneas reseñaremos cuales fueron.

La primera de ellas, también la primera en desaparecer, fue la Fiesta del “Triunfo de la Santa Cruz”, que se celebraba el 17 de Julio, y en la que se recuerda la batalla de las Navas de Tolosa contra los Almohades que tuvo lugar ese día del año 1212. El califa Al-Nasir con su inmenso ejército almohade estableció su campamento en Santa Elena (Jaén). Alfonso VIII de Castilla, queriendo asestar un golpe decisivo a los Almohades, reunió fuerzas de todo su reino y pidió refuerzos a los reyes de Aragón y de Navarra, e indulgencias al Papa Inocencio III. Antes de la batalla se prepararon las tropas confesando y comulgando y recibiendo la bendición del Arzobispo de Toledo D. Rodrigo Jiménez de Rada. El combate fue muy sangriento, pero el ejército cristiano salió victorioso gracias a la protección del cielo, pues, se les apareció la Santa Cruz en los aires en el momento cumbre de la contienda dando fuerzas al ejército castellano. Para conmemorar esta victoria se levantó una Iglesia en Santa Elena con el nombre de esta Santa para custodiar la Cruz a la que se atribuyó el milagro de la victoria de las tropas cristianas.

La segunda de estas fiestas, aún en nuestra memoria y en las celebraciones populares es la  “Invención de la Santa Cruz”, que se celebraba el 3 de mayo, fecha en que en nuestra Hermandad seguimos celebrando Solemne Eucaristía en memoria de todos los hermanos vivos y difuntos tanto de nuestra Hermandad como de la Confraternidad de Hermandades de Veracruz. En Córdoba y Granada aún se sigue celebrando en esta fecha las tradicionales Cruces de Mayo. Esta fiesta nos recuerda el descubrimiento de la verdadera cruz de Nuestro Señor por Santa Elena. (Invención procede del latín Inventare que significa encontrar).

Santa Elena nació pobre a mediados del siglo III en el seno de una familia pagana en Daprasano (Nicomedia). En su juventud pudo contemplar el efecto de las persecuciones enviadas desde Roma, viendo como los cristianos eran tomados presos, metidos en cárceles de las que salían para sufrir los más crueles tormentos, siendo quemados vivos o arrojados a las fieras. Ella nunca lo entendió, pues conocía a muchos de ellos ya algunas de las cristianas muertas eran sus amigas. ¿Qué mal habían hecho para merecer la muerte? A los 23 años contrajo matrimonio con Constancio Cloro, valeroso general y prefecto del pretorio durante Maximiliano. El 27 de Febrero de 274 en Naisus (Dardania)  tuvieron un hijo que recibió el nombre de Constantino.

Constancio Cloro llego a ser mariscal de campo y el emperador le nombro su regente y su sucesor en el imperio a cambio de que repudiara a su mujer y tomara por esposa a si hija Teodora. Así lo hizo y se trasladó a Roma llevándose con él a su hijo Constantino a quien educó en palacio demostrando ser un fantástico organizador y estratega. Santa Elena lloró su desgracia durante 14 años hasta que muerto Constancio Cloro su hijo  Constantino fue nombrado emperador y se llevó a su madre con él a la corte de Tréveris dándole el nombre de Augusta. Recibió el bautismo probablemente en el año 307, cristiana ejemplar fue testigo en octubre del año 312 del gran día en que su hijo hizo poner por primera vez la cruz en los estandartes de sus legiones tras aparecérsele sobre el sol el signo de la Cruz con la leyenda “In Hoc Signo Vinces” (Con este signo vencerás) con motivo de la batalla de Saxa Rubra frente a su rival Majencio de la que salió victorioso y como único emperador de Roma.

Aunque Constantino no recibiría el bautismo hasta el final de su vida por el Papa San Silvestre, si acogió de buen grado la condición de cristiana de su madre, y por esto a comienzos del año 313 publicó el edicto de Milán por el que se prohibía la persecución a los cristianos, y también facilitó a su  madre levantar iglesias. Tras trescientos años de persecución, por fin, la Iglesia de Cristo se presentaba triunfante sobre la tierra. Santa Elena se dedicó en cuerpo y alma a socorrer a los pobres y aliviar las miserias de sus semejantes.

En el año 326 encontrándose en Bizancio junto a su hijo, siente un ferviente deseo de venerar el Santo Leño en el Cristo murió para redimirnos y para esto organizó una peregrinación por los Santos Lugares para este fin. Se dedico por entero en su búsqueda y al conocer la costumbre judía de enterrar en el lugar de la ejecución de un malhechor los instrumentos que sirvieron para darle muerte, mando derribar un templo de Venus que se erigía en la cima del Gólgota y buscar la cruz de nuestro Señor. Las excavaciones resultaron todo un éxito y aparecieron las tres cruces, pero ahora quedaba la gran dificultad de determinar cual de ellas era la Veracruz. Para esto dicen que el obispo Demetrio tuvo la idea de organizar una solemne procesión para poner sobre las cruces descubiertas el cuerpo de una cristiana moribunda por si Dios quisiera manifestar cual de ellas era la Cruz de Cristo. Según cuentan al poner el cuerpo sobre la tercera de ellas se obró el milagro y la enferma recuperó la salud.  Santa Elena murió poco después, probablemente en Tréveris hacia el año 328 o 330. Su hijo dispuso  que se trasladasen sus restos Roma con gran solemnidad conservándose en la iglesia Ara Coeli, dedicada a su memoria.

Desde su fundación, nuestra hermandad siempre ha celebrado esta fiesta con gran solemnidad, así y según consta en nuestro Archivo Histórico, en el siglo XVII comenzaba su celebración en la mañana del 3 de Mayo con una Solemne Función de Misa Mayor y Sermón en su capilla del Convento de San Francisco, para lo que se llamaba a los más prestigiosos oradores. Luego realizaba una Solemne Procesión iniciada por el Estandarte y los hermanos que portaban velas encendidas. Les seguían la Cruz del Convento y la comunidad de religiosos, el Guión de la Capilla, los diputados y las doncellas a las que se hubiese adjudicado su dote. Detrás iban el administrador y el secretario de los Patronatos y por último el Santo Lignum Crucis, seguido de los Padres de la Provincia y el Padre Guardián del Convento. LA procesión discurría por los claustros y compás del convento, dando la vuelta por la Iglesia para entrar de nuevo en su Capilla.

La tercera de las fiestas de la Cruz, y la única que ha perdurado hasta nuestros días es la “Exaltación de la Santa Cruz” que celebramos el 14 de septiembre.  Tras encontrar Santa Elena el Árbol Sagrado, éste fue sustraído por los Persas y en el año 630 fue recuperado por el emperador Heraclio tras derrotar al rey persa Cosroes II. El 14 de septiembre fue el día en que el emperador traslado la Cruz a Jerusalén. Al llegar allí dispuso acompañarla en solemne procesión pero vestido con todos los lujosos ornamentos reales y de pronto se dio cuenta de que no era capaz de avanzar. Entonces, Zacarías, Arzobispo de Jerusalén le dijo “Es que todo ese lujo de vestidos que lleva, están en desacuerdo con el aspecto humilde y doloroso de Cristo cuando iba cargando la Cruz por estas calles”. El emperador se despojo de su mantote lujo y de su corona de oro y descalzo comenzó a recorrer las calles y pudo seguir tan piadosa procesión. 

Para evitar nuevos robos, la Santa Cruz fue dividida en 4 trozos: Uno fue llevado a Roma, venerándose en la Basílica de la Santa Cruz de Jerusalén; otro fue llevado a Constantinopla, un tercero permaneció en Jerusalén guardado en un hermoso cofre de plata; y el cuarto se dividió a su vez en pequeñísimas astillas para repartirlas en diversas Iglesias del mundo entero y que se llamaron Lignum Crucis o Veracruz. Las Iglesias que poseían una reliquia de la Santa Cruz (Jerusalén, Constantinopla y Roma) la mostraban a sus fieles cada año en el día 14 de septiembre en un acto solemne que se llamaba “Exaltación” del que deriva el nombre de esta fiesta en la Actualidad.

Nuestra hermandad posee dos reliquias de la Veracruz de nuestro Señor, ambas donadas por D. José Sebastián y Bandarán en 1954 y 1967, figurando la primera de ellas en la Cruz de guía en un relicario realizado por Manuel Seco y la otra en el relicario realizado por Villareal con forma de Cruz arbórea sobre monte que cada Lunes Santo y portado por un Nazareno es venerado por toda Sevilla en nuestra Estación de penitencia.




Fotografías (por orden de aparición)

1.Sancho el Fuerte de Navarra en las Navas de Tolosa .Roncesvalles.
2.Santa Elena. Iglesia de la Santa Croce.Roma.
3.Lignum Crucis. Cruz de Guía. Hermandad de la Santísima Vera Cruz. Sevilla. 
4.Lignum Crucis. Iglesia de la Santa Croce. Roma
 



jueves, 26 de septiembre de 2013

La Hdad de la Veracruz de Sevilla y la Orden Seráfica

(Publicado en Septiembre de 2009 en la pagina web de la Hdad. de la Santísima Varacruz de Sevilla http://www.veracruzsevilla.org año del VIII Centenario de la Orden Seráfica. En la Función en Honor a San Francisco organizada or la Hdad el 4 de OCtubre de dicho año el Provincial de la Orden Fray Joaquin Dominguez Serna OFM hizo entrega a la Hdad de un relicario del Santo, así como se bendijo el nuevo guión Franciscano realizado en los talleres de Charo Bernardino)

En el año 2009 se ha conmemorado el VIII centenario de la orden Franciscana que tan íntima relación tiene con la Hermandad de la Veracruz, ya que de la misma emana su existencia.
Para comenzar debemos recordar que el nombre de nuestro Seráfico Padre fue Giovanni Bernardote, nacido en Asís en el año 1182. Hijo de una familia acomodada, abandonó la casa paterna al recibir la llamada del Señor y querer vivir según el Evangelio. Inició su predicación y muy pronto tuvo un gran número de seguidores. En el año 1209 obtuvo la aprobación oral pontificia de S.S. Inocencio III, efemérides que celebramos en el presente año. Mas adelante en 1212 consiguió atraer a Santa Clara de Asís a su orden, quedando de esta manera unidas las ramas masculina y femenina, y en el año 1221 S.S. el papa Honorio III aprobó de viva voz la regla de la orden Tercera, escrita por el Santo con la ayuda del Cardenal Hugolino, y así los seglares quedaron unidos a la Orden Seráfica.

Por tanto San Francisco fundó tres ordenes: la Primera Orden es la de los Frailes Menores (Ordo Fratrum Minorum O.F.M.), primera que fue aprobada y que cuenta con tres Ramas: Los Observantes, los Capuchinos y los Conventuales;  la Segunda Orden integra las ramas femeninas que comprende las Hermanas Clarisas Pobres y las Hermanas Clarisas Capuchinas; la Tercera Orden integra a los seglares que quieren vivir el evangelio según el espíritu de Francisco.

Francisco y sus seguidores comenzaron a viajar para extender su particular manera de entender la  vida según el evangelio, siempre en contraposición al espíritu de “La Cruzada” imperante en esos momentos. Francisco lleva su idea de vida según el evangelio mediante “la paz” y no con “la guerra” según el espíritu de Cruzada. De esta manera comenzó la expansión de la Orden que por una parte les llevo a Tierra Santa, cuya custodia de los Santos Lugares obtuvieron el 1342 por la Bula “Gratias Agimus” de S.S. Clemente VII; por otra parte les llevó a oriente y a Egipto. De la misma forma se expandió por Europa, España y a Sevilla donde miembros de la Orden acompañaron a San Fernando en la toma de la ciudad a los musulmanes, instalándose en ella y fundando la Casa Grande de San Francisco en donde convivieron numerosos religiosos que a su vez fueron estableciendo asociaciones o fraternidades a las que todo buen cristiano podía pertenecer y que tenían su base en la Orden Tercera, siendo los cimientos sobre los que se levantarían nuestras hermandades de Penitencia para dar culto y veneración a los misterios relacionados con la Pasión de Jesucristo y su Madre la Santísima Virgen María, piedra angular de nuestra corporación.

La advocación de la Veracruz viene en primer lugar por la gran devoción que supuso el hallazgo por Santa Elena en el año 326 en el sitio del Santo Sepulcro de la Verdadera Cruz de nuestro Señor. Al ser la orden los custodios de dicho lugar en Tierra Santa, le concedió el privilegio de disponer de numerosas reliquias del Santo Madero que pudieron distribuir por todo el mundo, siendo por esto los grandes difusores de la devoción a la verdadera cruz del Señor. También fue de peso la milagrosa aparición de la Santísima Cruz de Caravaca al sacerdote Ginés Chirino el 3 de mayo de 1232 cuando el rey musulmán Ceyt Abu Ceyt que entonces reinaba en Murcia quiso conocer comiera la celebración de la eucaristía y mandando traer todo lo necesario salvo la cruz y al advertirlo el sacerdote se le apareció ésta milagrosamente manifestándose como la Verdadera Cruz en la que Cristo murió.
Una vez repasados nuestros orígenes y vinculación con la orden de San Francisco a la que estamos formalmente incorporados por cédula dada en Logroño el 28 de Mayo de 1543 que supuso la incorporación del título de Seráfica, denominándose de esta manera la Orden porque “serafín” significa “el que arde en amor por Dios”, igual que Francisco. También debemos recordar que el color verde que caracteriza a nuestra Hermandad procede dentro de la tradición franciscana de la cita evangélica de San Lucas cuando Jesús en la calle de la Amargura se encuentra con las santas mujeres y les dice “Si esto se le hace al leño verde…” (Lc 23, 31)  Así, la Cruz es considerada un árbol verde… vivo, y por esto la cruz de nuestro Santísimo Cristo viene representada por esos grandes nudos, que no son tales, sino lo que queda en el tronco de un árbol al arrancar las ramas nuevas y jóvenes.

El pasado 14 de noviembre de 2008 se aprobó en cabildo general extraordinario la ejecución de una nueva insignia Franciscana en las que figure en tela marrón el escudo de la orden junto con las fechas por las que nuestra Hermandad se encuentra vinculada a la misma y que ya hemos mencionado correspondiendo a la propia génesis y fundación de la Hermandad  en 1448 y la carta de agregación a la orden de 1543, si bien digno es mencionar que en la década de los sesenta del pasado siglo la Hermandad renovó las gracias concedidas por la orden y figurando desde entonces en el cortejo procesional la insignia franciscana realizada en el taller de Carrasquilla y que procesionó hasta el año 2004, en que se estrenó la actual realizada por talleres Santa Bárbara. No obstante vamos a hacer un breve repaso por la heráldica franciscana para conocer los distintos escudos que posee y su significado.

El primer escudo que utilizó la Orden es el escudo de las cinco llagas de San Francisco (que figura en el banderín del año 2004). Dicho escudo nos recuerda como Cristo aprobó la orden de San Francisco al hacer del Santo su otro Cristo por medio de la estigmatización, que es el suceso de mayor gloria de los franciscanos que tuvo lugar en el monte Alverna el 14 de Septiembre de 1224, fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz. El propio Francisco describe el hecho diciendo que se encontraba orando bajo un arbol cuando se le aparecio un angel crucificado con seis alas, y vio en él tanto dolor que lo sintió como suyo y al resplandecer el sol por la mañana quedaron impresas en su cuerpo las cinco llagas del Señor. Según su relato nos hace ver que estaba arrodillado, pero en la iconografía post-tridentina se le representa en éxtasis, suspendido en el aire, tal y como lo vemos en la portada de la Misión de Ntra. Sra. de la Luz en Tancoyol  en la Diócesis de Querétaro (México), construida entre 1761 y 1767 por Fray Juan ramos de Lora y fundada por Fray Junípero Serra. No debemos confundir en este escudo las llagas con las de Jesucristo, sino que son las de San Francisco, aunque a veces las mismas se representen como 5 racimos de uvas que estos si harían alusión a la Sangre de Ntro. Señor. Heráldicamente sería un campo de oro o argén (plata) con las cinco llagas de gules (rojo).
El segundo de los escudos utilizados por la Orden y seguramente el más conocido por nosotros es el llamado del “abrazo” y en el que se representan los brazos de Cristo y San Francisco cruzados sobre una cruz mostrando ambos en la palma de la mano las llagas. Fue ideado por San Buenaventura y su significado es la conformidad de Francisco con Cristo a quien hizo centro y fin de su vida: el crucificado del monte Alverna, con el crucificado del Gólgota. En algunas de sus representaciones se llega a una conformidad tal, que las manos aparecen clavadas en la cruz tal y como se ve en un escudo del Sacro Convento de Asís (1478) y en la edición del libro “De Conformitate” de Bartolomé de Pisa en 1513 sobre la conformidad de la vida de San Francisco con la vida de Jesucristo.

Los primeros escudos con los brazos cruzados de Cristo y Francisco que han llegado hasta
nosotros son del siglo XV. Durante la cuarta parte de este siglo y hasta bien entrado el XVI, el brazo de Cristo, desnudo o con manga, se halla a la izquierda, mientras que el de San Francisco, siempre con hábito, está a la derecha. El primero que ha llegado hasta nosotros son los restos de taracea de un banco del siglo XV de la Iglesia de San Francisco de Celano en el que aparecen los brazos de Cristo y San Francisco cruzados y mientras que el Cristo nos muestra la llaga de su mano, el del Santo sostiene una cruz. Durante el siglo XVI se cambia la posición de los brazos: El brazo de Cristo pasa a ocupar la parte derecha del campo mientras que el de Francisco pasa a ocupar la parte izquierda.

La difusión de este escudo se lleva a cabo principalmente durante el generalato de Francisco Sansón (1475 – 1499), quiena través de las muchas obras de arte que encarga y dona a las Iglesias de Asís, Padua, Florencia, Brescia,… hace que se convierta en el escudo propio de la Orden Franciscana. Así aparece en todos los escudos de los ministros generales de los Franciscanos Conventuales a partir del ministro general José María Baldrati de Ravena (1725 – 1731), asumiéndolo también en su escudo S.S. Clemente XIV (1769 – 1774) durante su pontificado, y como también podemos verlo en el escudo de nuestro Cardenal Arzobispo Fray Carlos Amigo Vallejo. (Hoy Cardenal Arzobispo Emérito)

En cuanto a la cruz que figura en este escudo, usualmente es una cruz latina, que puede a veces presentar los “nudos” de los que hacíamos mención con anterioridad. Otras veces se representa como una Tau, símbolo Franciscano por excelencia del que hablaremos mas adelante y a veces también puede figurar la cruz de Tierra Santa o Cruz de Jerusalén de la que hablaremos a continuación como podemos observar en el emblema Franciscano existente en San Juan de Acre, ciudad costera a orillas del mar mediterráneo, cercana a la bahía de Haifa y situada en el distrito norte de Israel, que recibió este nombre durante la tercera cruzada y que fue sede de la orden a su llegada a Siria y desde donde avanzaron hasta Jerusalén.

Heráldicamente, este escudo del abrazo sería, en campo de azur una nube sostenida por dos brazos cruzados ambos con las llagas, uno desnudo (derecha) y otro vestido de gules o del color del hábito del santo al que represente (izquierda), y todo superado por una cruz latina como ya hemos explicado.
El tercero de los escudos de la orden es la Cruz de Tierra Santa o cruz de Jerusalén. Dicho escudo fue creado por Godofredo de Bouillón, duque de la baja Lorena, para el reino de Jerusalén tras la primera cruzada en 1099, de la que fue uno de los principales jefes. Llegó a ser el primer regente de la Ciudad de Jerusalén bajo el título de “protector del Santo Sepulcro”, al que otorgó este escudo como insignia. Cuando S.S. Clemente VI en su bula “Gratias Agimus” en 1342 encomienda el cuidado de los Santos Lugares a la Orden Seráfica, esta asume este escudo como suyo al que tienen en una gran estima por el gran prestigio que supuso para la misma ser los custodios de Tierra Santa. Heráldicamente es una cruz griega (con los cuatro brazos iguales) potenzada y cantonada por otras cuatro. LA cruz potenzada es una cruz cuyos extremos tienen forma de T mayúscula, por lo que también se dice que en realidad son cuatro Taus. En cuanto al color de dichas cruces era distinto según la procedencia de los caballeros cruzados, así los franceses lo llevaban de plata (blanco), los italianos de azur, los alemanes de sable (negro), los polacos de sinople (verde) y los españoles de gules.

En cuanto a la simbología de este escudo hay varias interpretaciones. Por una parte dicen que las cinco cruces que componen este escudo representan las cinco llagas de Cristo, las producidas por los clavos en las manos y en los pies y la sufrida en el costado a consecuencia de la lanzada. Por otro lado se quiere ver en la cruz grande la representación de Jesucristo, aunque también hay quien asegura que al estar formada por cuatro Taus representa la ley del antiguo testamento. Por su parte las cuatro cruces pequeñas (que a veces también se representan potenzadas) simbolizarían los cuatro evangelios proclamados en las cuatro esquinas de la tierra comenzando en Jerusalén. Se dice también que las cuatro cruces pequeñas son cuatro de los cinco participantes de las cruzadas: Inglaterra, Francia, España y Alemania y la cruz grande central simbolizaría a Italia con el Papa. Este emblema aparece ya en el siglo V en la bandera nacional de Georgia.

Los tres escudos que hemos reseñado suelen aparecer siempre rodeados del cordón franciscano, que es el que usaban para atarse el sayal y que en sus orígenes llevaba tres nudos que representan los fundamentos de la vida franciscana tal y como la instituyó San Francisco y que son nombrados de abajo hacia arriba: Obediencia, Castidad y Pobreza.

Un capitulo aparte merece el que ya hemos dicho es el símbolo franciscano por excelencia: La Tau. Es la última letra del alfabeto griego, correspondiente a la T. El papa Inocencio III, quien había aprobado la Orden de San Francisco, convocó en el año 1215 el IV Concilio de Letrán ante la necesidad de reformas urgentes en la Iglesia. Francisco estuvo allí y en el discurso de apertura el Pontífice evocó al profeta Ezequiel, mensajero del amor de Dios para cuantos estuvieran “signados” con la letra Tau, e invitaba a todos los cristianos a aceptar la Tau como símbolo de la urgente renovación espiritual que estaba necesitando la Iglesia. Decía el Papa: “la Tau es la última letra del alfabeto griego, símbolo de la humildad en que se fundó el evangelio y señal propia de los hijos de la pobreza. La Tau tiene exactamente la misma forma de la Cruz en que fue clavado Cristo…”.  Estas palabras eran una clara muestra del deseo de la Iglesia de regenerarse a sí misma y de absorber a los movimientos reformistas de la época, el de San Francisco entre ellos.  Francisco se sintió aludido y desde entonces hizo su propio blasón de la Tau, proclamada por el Papa como emblema de la reforma. Es un hecho cierto que Francisco escogió el signo Tau como símbolo de su vocación y la de sus discípulos. La tau fue su firma, con ella marcó los lugares en que habitaba y sus cartas. Quería que sus frailes la llevaran y él mismo fue contemplado en una visión por fray Pacífico con la tau en la frente. Con la tau signó la bendición que obsequió a Fray León y que nos dejó a todos en herencia –que gran regalo bendición y Tau-. Llevar la Tau quiere significar el empeño en querer grabarla en el corazón viviendo una vida según el espíritu franciscano pasando del evangelio a la vida y de la vida al evangelio. La Tau es el hábito de los franciscanos seglares.

Para concluir este breve repaso quisiera referirme a dos lemas intrínsecos al espíritu de Francisco. Por una parte “PAZ Y BIEN”, que utilizamos habitualmente a modo de saludo. Cuan importante es este lema por cuanto nos refleja el autentico espíritu del Santo; hacer la “revolución” mediante la paz en una sociedad eminentemente marcada por la guerra. En la sociedad de la época de Francisco no importaba tanto ser señor o vasallo, como el privilegio de portar armas. El pobre es equivalente a indefenso, inerme (desarmado). Los milites eran aquellos que tenían el privilegio de portar armas y de mantenerse gracias al trabajo de los laboratores. La sociedad se completa con los oratores, que eran los dedicados a la religión y a la cultura cuya principal función es legitimar a los armados, quienes a su vez garantizaran a los trabajadores la paz suficiente como para poder alimentar a los otros dos grupos. Esta legitimación de las armas en los siglos X – XIII resultaba extremadamente fácil por ser tiempos poco seguros: los bárbaros y los sarracenos arruinaban la economía y la cultura de Europa, sobre todo la mediterránea. Todo en dicha sociedad está orientado hacia la guerra, y la paz no es posible sin el apoyo de los profesionales de las armas. Esta necesidad de paz lleva a la iglesia a “sacralizar” la profesión de soldado, llegando incluso en tiempos del Papa Gregorio VII en el siglo XII a equiparar a los soldados que empuñan sus armas y dan su vida al servicio de la Iglesia con los mártires. Es la época de las cruzadas, campañas de la Iglesia europea que, con el pretexto de recuperar la Tierra Santa de los sarracenos mediante la guerra (guerra santa, promovida por la Iglesia y en este caso directamente por el Papa). En este contexto, francisco cree y aboga por la paz. Francisco adora a un Señor que envía a Jesús a defender a los inermes. Si Dios no es un guerrero que erradica a los malos, sino protector, lugar de refugio. El Dios de Francisco es la oposición a la guerra: “el verdadero Dios es bien pleno, todo bien, bien total, verdadero y sumo bien; es el solo bueno, piadoso, manso, suave y dulce; es el solo Santo, justo, veraz y recto…”  Francisco cree en el Dios de la Eucaristía, que es pura presencia amorosa, alegre, sufriente y solidaria hasta las últimas consecuencias. LA Eucaristía es el espíritu de la anticruzada. La antítesis de matar por la fe, es la entrega total de la propia vida sin reservarse nada, para dar la vida por el solo objeto del amor. Francisco no tiene interés ni en visitar el Santo Sepulcro y muchísimo menos en matar para reconquistarlo; le basta y le sobra la Eucaristía. En este ámbito hemos de considerar la profundidad de nuestro saludo “PAZ Y BIEN” y por supuesto la Oración de la Paz.
 
El segundo de estos lemas al que quiero referirme es una oración que Francisco repetía sin cesar y que expresa perfectamente el ideal, norte, guía y meta de su vida, cual es Jesucristo y la vida según los Evangelios: “DEUS MEUS ET OMNIA” (Mi Dios y mi Todo). El testimonio nos llega a través del primero de los discípulos de Francisco, Bernardo de Quintavalle, un rico comerciante de Asís que le invitaba con frecuencia a su casa movido por la curiosidad ante la conversión de Francisco. Solía tener preparado un lecho cercano al suyo y por la noche fingiéndose dormido, observaba como Francisco se levantaba silenciosamente y permanecía largo tiempo en oración repitiendo estas palabras “Deus Meus et Omnia”. Viendo bernardo que Francisco era un hombre de Dios le suplicó que le admitiese como discípulo, concediéndole éste el hábito junto con Pedro de Cattaneo, canónigo de la Catedral de Asís. Bernardo Vendió todo cuanto tenía y repartió el dinero entre los pobres.

Espero que estas breves notas nos sirvan para tener presente la figura de Nuestro Santo Padre y de la Orden fundada por él, y que su recuerdo nos tenga muy presente la forma de vida que el aceptó y que sin duda fue el germen y punto de partida de nuestra Hermandad.



FOTOGRAFIAS: (Por orden de aparición)

  1. Apoteosis de San Francisco de Asís. Herrera el Mozo. Catedral de Sevilla.
  2. Banderín Franciscano. Hdad. Santísima Veracruz de Sevilla. Carrasquilla 1960.
  3. Banderín Franciscano. Hdad Santísima Veracruz de Sevilla. Talleres Santa Bárbara 2004.
  4. Escudo Franciscano de las llagas. Misión de Ntra. Sra. de la Luz. Tancoyol. Querétaro (México).
  5. Estigmatización de San Francisco. Misión de Ntra. Sra. de la Luz. Tancoyol. Querétaro (México).
  6. Escudo Franciscano del Abrazo. Fachada de la Ermita de Ntra. Sra. de la Soledad. Benavente (León).
  7. Escudo de S.S. Clemente XIV.
  8. Escudo del Cardenal Arzobispo de Sevilla Fray Carlos Amigo Vallejo.
  9. Símbolo Franciscano en San Juan de Acre.
  10. Cruz de Tierra Santa o Cruz de Jerusalén.
  11. Bandera Nacional de Georgia.
  12. Bendición de San Francisco a Fray León.
  13. Sepulcro de San Francisco. Basílica de San Francisco. Asís

BIBLIOGRAFIA:

  • “Enciclopedia Universal Ilustrada”. Espasa-Calpe (Tomo 24)
  • www.franciscanos.org: Directorio Franciscano: Enciclopedia Franciscana.
  • WWW.pazybien.org: El Emblema Franciscano – Valentín Redondo
  • El movimiento Franciscano Primitivo, La guerra y la paz. Jerónimo Bórmida (Montevideo, 2002)
  • “La Cruz de Jerusalén, símbolo de la Cofradía del Santo Entierro”. Charo M. Fernández Caballero Martín-B (Herencia, 2008)
  • Histórica Terrae Sanctae elucidatio. Quaresmius (Amberes, 1639)
  • “Notice sur les chevaliers du St-Sépulcre”. Hody (Académie d’archéologie, Amberes,1855)
  • “Lórdre du St-Sépulcre de Jerusalem”. Couret (Paris, 1905)
  • “Tineo. Palacios, Casona, heráldica y Cotos Señoriales del Concejo”. Senén González Ramírez (1993)
  • “LA custodia Franciscana de Sevilla” – Germán Rubio – Sevilla 1953
  • “Anales eclesiásticos y seculares de la MN, ML y MH Ciudad de Sevilla” – Diego Ortiz de Zúñiga – Madrid, 1677
  • “La Veracruz de Caravaca: el cielo que desciende a la tierra en la cruz que es y se hace Eucaristía” – Jesús de las Heras Muela – Revista Ecclesia 19 de Septiembre de 2007
  • “Historia y Arte en la Hermandad de la Veracruz de Sevilla” – Mª de las Nieves Concepción Álvarez Moro – Sevilla 1998
  • “Antigüedades del Convento Casa Grande de San Francisco y noticias del Santo Crucifijo que en él se venera” – J. M. Montero de Espinosa – Sevilla 1817
  • Misión Tancoyol: es más que una construcción histórica”. María Velázquez Dorantes
  • “Religiosas Estaciones que frecuenta la Religiosidad Sevillana”. Abad Alonso Sánchez Gordillo  Revisado por Ambrosio de la Cuesta – Sevilla 1737
  • “Glorias Religiosas de Sevilla” - José Bermejo y Carballo – Sevilla 1882