sábado, 25 de marzo de 2017

El día que la virgen me abrió la puerta.

Publicado en el Blog "El Sanedrín" de la web ElCostal.org



Sevilla es una ciudad muy singular. Muy celosa de sus cosas, su historia, sus tradiciones, sus gentes,… tan celosa que aunque no sea una ciudad grande, que al fin y a la postre nos conocemos todos, hay determinadas cuestiones que no están al alcance de la mayoría, pues se gusta de guardar sus cosas para sí y solo las muestra cuando y a quien quiere. No es fácil entenderla, ni tampoco descubrirla, pero el tiempo, la paciencia y la oportunidad abre las puertas del más hermoso de los tesoros que tiene que no es ni material ni obra de arte, es el sentimiento. Porque el sentimiento es el corazón mismo de la ciudad que caprichosamente se revela en un albedrío peculiar y aparentemente atemporal pero que en el fondo sabe muy bien cuando debe mostrarse para quedar enganchado al alma misma de la urbe.

Foto: Cristina Paradas @crispa75
Hace ya algún tiempo, más del que uno a veces se quiere dar cuenta, que nuestro protagonista llegó a la Veracruz. Fue un poco carambola de la vida, pues no había vinculo especial con la misma, pero  las circunstancias del momento le hacen entrar en contacto con la hermandad y cuando la conoces desde dentro sabes que tu sitio esta ahí. Pese a no ser la hermandad familiar, toda su familia quedó eternamente vinculada a ella, pues la Veracruz tiene también sus extraños modos de revelarse, y si te atrapa lo hace para siempre demostrando que la mejor “opción” que se puede tener es estar “En tu Cruz, Contigo”.

Pues sucedió que un buen día, este mozalbete enamorado de las cofradía que recién había terminado el servicio militar, empezó a descubrir el universo que las rodea y hace posible nuestra semana santa: fue conociendo a bordadores, orfebres, imagineros, músicos con quienes fue tomando conciencia de cada una de las artes y  saber valorar el trabajo que conlleva cada una de las obras que conforman el patrimonio de nuestras cofradías. Un día tuvo la oportunidad de conocer el taller de Antonio Illanes y plenamente ilusionado por la significación tan especial del lugar objeto de la visita, pues fue donde se talló la imagen de la Stma Virgen de las Tristezas a quien cada Lunes Santo prestaba sus pies para pasearla por la ciudad,  sin dudarlo un solo momento allí se presentó. Cuando se abrió la puerta de la casa toda aquella ilusión presentida quedó en segundo plano ante la figura de quien nos recibía: dándonos la bienvenida estaba Dª Isabel Salcedo, la viuda del imaginero quien había sido la modelo del artista para la Virgen de las Tristezas. Todo el entusiasmo inicial se convirtió en  emoción porque “la virgen” nos había abierto la puerta.
Angel Alen Martinez 2017

Desde aquel instante ya no importaba el lugar ni las herramientas del escultor, sus obras allí expuestas tanto profanas como sagradas, ni las fotos de familia, ni los reconocimientos recibidos de tantas cofradías, nada tenía importancia salvo la presencia de aquella mujer, guapa, cariñosa, sonriente, amable que con admiración demostrada nos enseñaba las cosas de su marido, pero que en la humanización más absoluta, quien en la capilla es la “llena de Tristeza”, en aquel momento era la dulzura personificada en aquella sonrisa que nunca olvidará el protagonista.

Pasaron los años y aquel joven de entonces peina ya abundantes canas, pero siempre en su mente el recuerdo de aquella visita. Muchas veces, en el transcurso de estos años, tuvo ocasión de referir con sus allegados aquella extraordinaria experiencia, pero al  cumplirse los 75 años de la hechura y bendición de la imagen de la Virgen de su hermandad se hace aún más presente el recuerdo de aquella mujer inseparablemente unido al de su marido por ser quienes nos regalaron las más dulces Tristezas que se conocen en la ciudad, y  quien estas líneas escribe siempre tendrá presente el día que la virgen le abrió la puerta.

sábado, 18 de marzo de 2017

Anónima fidelidad


Publicado en el Blog "El Sanedrín" de la web ElCostal.org




Como bien es sabido, la cuaresma es el tiempo de preparación de todos los cofrades para la semana santa y sobre todo para celebrar nuestra gran Gloria que es la Resurrección del Señor. Este tiempo de preparación, y como parte de la misma, es el momento por excelencia de los cultos principales de nuestra cofradías siendo habitual en los mismos el reconocer la fidelidad de los hermanos que cumplen 25, 50 o 75 años de pertenencia a la Hermandad.

Esto es toda una vida. Siendo como son las hermandades el núcleo vertebrador de la vida de la ciudad desde siglos y, por ende, también tienen con las “familias” una simbiosis perfecta por las que unas se reconocen en las otras y viceversa: la pertenencia a una hermandad supone un signo más de identidad de la persona que le marcará para siempre como cualquier otro rasgo de su persona.

Algunos habrán tenido la suerte de vivir su pertenencia a la hermandad desde su nacimiento, otros habrán llegado más tarde, pero lo que no tiene duda es que todos los han vivido con el mayor amor a sus Titulares (esto es a Jesús y a María) y con toda la unidad posible con sus hermanos de corporación. Es muy normal que cuando se entregan estos reconocimientos los más jóvenes de la hermandad se pregunten: ¿y este hermano quién es? Pues muchos, quizás la mayoría, no son habituales en el día a día de su hermandad, no porque sientan desapego sino porque por sus “geografías” y sus circunstancias particulares no son asiduos de las casas de hermandad.

Hoy quiero acordarme precisamente de todos aquellos hermanos que pasan desapercibidos en el día a día de su hermandad, pero que tienen su forma particular de vivir esa fidelidad a la misma: Así ese hermano que gusta de visitar la capilla a esas deshoras en las que pueden disfrutar casi a solas de un rato de oración co el Señor y la Virgen de sus amores; ese hermano que asiste a todos sus cultos, normalmente sentado en un banco discreto sin llamar la atención; de ese hermano que de la manera más anónima posible saca su cirio o su cruz sin pensar nunca en otro puesto en la cofradía que no sea éste, el suyo; de ese hermano que vive lejos de la ciudad y que solo puede venir para salir de nazareno o en muy contadas ocasiones; de ese otro hermano que ni siquiera puede salir en la cofradía pero que nunca falta a su cita con la Buena Muerte en la plaza de la Contratación viéndole subir por San Gregorio; de ese hermano que por mala salud o por mucha edad ya ni siquiera puede ir a su hermandad por sí mismo y necesita de algún cirineo que le lleve… (¿no les suena de algo cirenear…?)

A todos y cada uno de ellos va dedicado este recuerdo. Muchos cumplirán 25, 50, 75 años con su hermandad: ¿se puede pedir más fidelidad? ¿Es posible cuantificar ese cariño sentido, manifestado y demostrado aunque sea desde el más absoluto anonimato? Evidentemente no. Pero lo que sí está en nuestra mano es manifestar que su hermandad también les quiere y les necesita y cuenta con ellos. Por eso en la próxima comida de hermandad, cuando les entreguen el diploma por sus muchos años de pertenencia a la cofradía, no olvidemos aplaudirles muy fuerte y darles la enhorabuena por sus años de fidelidad, pues así les devolveremos con cariño tantos años de oración por sus hermanos.

domingo, 12 de marzo de 2017

A la Virgen de las Tristezas en los 75 años de la bendicion de su imagen.



Cuando pasas por Sevilla,

Cual novicia de clausura,

Eres humildad, dulzura,

Fúnebre son de capilla.

Hiel tu nombre, el alma brilla

Y corona tu Realeza.

Eres, del mundo, certeza

Al abrazar la Vera+Cruz,

Muda soledad, tu luz,

Nuestro amparo es tus Tristezas.




Presentación Concierto 75 años de Tristezas de María Santísima



Parece que fue ayer y han pasado 75 años.

Parece que fue ayer y son 75 años a nuestro lado, dándonos esa seguridad que los niños solo encontramos en nuestra madre. Viendo en tus ojos esa mirada amorosa de madre que se alegra de los éxitos de sus hijos, que mira con ternura nuestros fallos y equivocaciones y está siempre presta para interceder ante el Hijo para ayudarnos a salir de los trances acontecidos.

Parece que fue ayer, y esos 75 años son para muchos una vida entera en la que solo hemos conocido tu bello rostro de Pura Virgen, Madre doliente y Gloria de tu hermandad, imagen ante cuya contemplación  los jóvenes que hace más de treinta años que llegamos a la hermandad, hemos aprendido que solo ayudando a los demás  a llevar la cruz con nuestra entrega estamos cumpliendo con el espíritu de la hermandad que se resume en la inscripción de nuestra Santa y Vera+Cruz, que es el testimonio de grandes cofrades que en su día nos acogieron a esta casa con sus conocimientos, su profunda fe y sobre todo por su gran humanidad y enraizados valores, todo con el gran amor que desde el primer momento  profesaron a tus benditas Tristezas y a quien es nuestra Seña y nuestro Guía, razón de nuestra existencia, devoción de antaño y hogaño que nos regaló la salvación desde la Vera+Cruz, y por todos esos grandes cofrades que fueron quienes nos libraron de la orfandad materna que nos vino tras la reorganización y que gracias a D. José Sebastian y Bandaran encaminaron sus pasos hacia el taller de D, Antonio Illanes, quien con maestría sin igual nos dejó el más bello de los regalos que pueda hacerse y es tu bendita Imagen siempre junto a nosotros.

Foto Hdad Vera Cruz vía @Directoprodu
Parece que fue ayer y van 75 años en que la música ha sido ofrenda a tu memoria y testigo del paso de ese tiempo gracias a las diversas composiciones que grandes músicos te han dedicado y que hoy queremos ofrecerte en este concierto como regalo de cumpleaños, y seguro serán muchas más obras las que honren tu presencia en el mañana: Antonio Pantión, Antonio Castro, Francisco del Toro, Sergio Asián, Miguel Ángel Abad, Jesús Ciero, Fernando Caro, Antonio Hurtado, Alberto Álvarez, José Ramón Hernández, Francisco Manzanero, Javier Pérez, José Albero, todos te han dedicado su música, pues que mayor gozo para una Madre que ver como honran a su Hijo, Pedro Braña, primero en poner tu nombre en una marcha procesional, a los que hemos de sumar los nombres de Andrés Mejido y Juan Manuel Velázquez cuyas composiciones sonarán hoy por primera vez de la mano del Trio de Capilla Gólgota de Huelva y la Banda de Música Nuestra Señora del Rosario de Sanlúcar la Mayor que nos acompañan.

Agradecer muy especialmente al Trio de Capilla Gólgota su participación en este concierto, para la que han tenido hacer como se suele decir “encajes de bolillos” con las agendas, pues tienen otros compromisos adquiridos para esta cuaresma, muchas gracias de corazón. Agradecer también a la Banda de Ntra. Sra. del rosario de Sanlúcar la Mayor y su Director D. Juan Rafael Vilchez el gran esfuerzo realizado en la preparación de tantas marchas, muchas de ellas no incluidas en los repertorios, lo que hace mucho más meritorio su trabajo. Muchas Gracias. A todos los músicos que han dedicado su trabajo a nuestra Hermandad y especialmente a la Virgen de las Tristezas. A todos ustedes su presencia esta noche y su generosidad por los donativos aportados pues no hay ningún acto o evento en la Vera+Cruz que no tenga su correspondiente reflejo en la acción social y con vuestra colaboración lo hemos hecho posible. Pero permitidme que mis últimas palabras se las diga a Ella, quien nos ha congregado aquí y para quien la oración se vuelve verso:



Cuando pasas por Sevilla,
Cual novicia de clausura,
Foto Banda Ntra Sra del Rosario 
Eres humildad, dulzura,
Fúnebre son de capilla.
Hiel tu nombre, el alma brilla
Y corona tu Realeza.
Eres, del mundo, certeza
Al abrazar la Vera+Cruz,
Muda soledad, tu luz,
Nuestro amparo es tus Tristezas.