lunes, 20 de agosto de 2018

Agosto efímero, agosto eterno


Publicado en la web ElCostal.org


Ocurre justo en agosto. En esa precisa mañana de Sevilla en la que el olor a nardos prevalece sobre todo. En ese momento en que no se sabe si aún es noche, madrugada o preludio de un amanecer que está por llegar. Al dirigirme al encuentro de quien no necesita más nombre que La Virgen, me encontré con un buen amigo y hermano con quien compartí camino hacia la Patriarcal. Amén de preguntarnos por la vida y nuestras familias, no pudimos disimular el gozo sentido al disponernos a acompañar en su tránsito por las gradas a quien es la devoción más íntima de la ciudad, heredada directamente de nuestras madres, tías y abuelas, convinimos que uno de los grandes valores que tiene la salida de la Virgen de los Reyes es precisamente lo efímero de la misma, tan solo una vuelta en torno a su casa que en poco más de una hora nos devuelve a ese anhelo e ilusión por volver a sentirla cerca un año más, colmándola de salves y avemarías en la satisfacción de haber cumplido ese rito familiar que nos une en el recuerdo de nuestros mayores. Es justamente la brevedad de esta procesión de La Virgen lo que le confiere su auténtico valor. Y viene todo este preámbulo a que precisamente es ésta fugacidad la que pone el valor añadido en las cosas y las hace mucho más preciadas, justamente lo que nos ocurre con nuestras hermandades y cofradías y la semana santa.
                                                             
Porque el día santo de la estación penitencial es precisamente eso: un día. Más allá del tiempo que dura la procesión lo solemos prolongar con ese preludio de la visita matutina a los templos donde comprobamos que todo está dispuesto, abrazamos a nuestros hermanos y damos gracias a nuestro titulares por permitirnos acompañarles un año más, y les pedimos por los nuestros y por todos. Por más que queramos exprimirlo, es justamente un solo día, no hay más. Es ese regusto que nos queda en el paladar recordando todo lo vivido en esas horas lo que nos hace mantener el recuerdo de ese gozo experimentado y que lo revivimos en esta tertulia fraterna con nuestros hermanos rememorando los pormenores de la salida y viendo las magnifica imágenes en videos y fotografías que se nos regalan a través de las RRSS y medios de comunicación.

Esta fugacidad responde entre otras cuestiones a la diferente percepción del tiempo que tienen los niños frente a los adultos: de niño nos parece que el tiempo transcurre de  una manera muy lenta y pausada mientras que de adulto vuela. Esto es porque el niño está aprendiendo, no conoce las cosas y al vivirlas por vez primera tiene que fijarse tanto en todos los detalles que hace tener esta percepción lenta del tiempo transcurrido. Es como ver una película  por primera vez, o cuando por gustarnos mucho la vemos una y otra vez sabiéndonos hasta los diálogos. Por eso es tan importante que vivamos en plenitud la fiesta para ser capaz de retener esa sensación de nuevo descubrimiento cuyo recuerdo perdure de tal forma que mantenga intacta la ilusión del niño que vive en nuestro interior y así transformaremos lo que es un suspiro e algo que perdure eternamente en nuestra memoria.

Y justo, en esta fugacidad, está éste mes. Autentico mes de La Virgen  que, como apuntábamos antes, en Sevilla no hay que decir su advocación para saber a cual nos referimos. Y entre besamanos, novena y octava da contenido a todo el mes de la Asunción y que también es Dormición y Tránsito en esa mágica mañana del 15 de agosto. Pero también es Ángeles, Francisco y Porciúncula. Virgen Blanca y de las Nieves, Virgen de África. Refugio de los pecadores, Caridad, Oliva, Huertas… Pentecostés renovado, Rocío Chico en la Aldea y cada siete años en Almonte. Realeza de María, Fuente de nuestra Salud… ¿cabe más devoción a la Virgen en un solo mes?

domingo, 12 de agosto de 2018

Sueños...

Publicado en la web ElCostal.org




Según el diccionario varias son las definiciones de sueño. Por un lado sería el acto o acción de dormir. También es la representación en la fantasía de imágenes mientras se duerme. Por otro lado decimos que sueños son los proyectos, deseos o esperanzas de las personas cono sin posibilidad de realizarse, e incluso llegamos a decir que sueños dorados son los mayores anhelos de una persona y justo a estos últimos me quiero referir.
La semana santa que tanto nos gusta y que casi vertebra, en muchos casos, nuestra vida diaria en torno a las distintas hermandades y cofradías es fugaz. De viernes de dolores a domingo de resurrección es apenas un suspiro que nos deja la miel en los labios y unos enormes deseos de volver a revivir esos momentos tan íntimos como esperados durante todo el año y de los que mantenemos el anhelo de volver a vivirlos, siendo en el tiempo vacacional y de descanso veraniego cuando se hace mas patente, aún cuando las “glorias” que también suponen esos momentos singulares para sus hermanos y devotos, nos sirvan para evocar en el pensamiento dichos momentos grandes de nuestro ser. Medios de comunicación y redes sociales nos ayudan en este recuerdo con los vídeos y fotografías que comparten a diario, pero es la memoria la herramienta principal que nos hace soñar despiertos y revivir esos momentos deseados, tanto aquellos ya vividos, como los que están por llegar.
Así soñamos con volver a vivir los cultos anuales de la hermandad en compañía de nuestros hermanos y amigos: quinario, función principal, comida de hermandad, bien como acólitos, participando en las eucaristías haciendo las lecturas, oraciones, colectas, portando los cirios en la consagración o procesión claustral, y sobre todo en las convivencias posteriores a los cultos lo cual nos lleva a conseguir uno de los objetivos principales dela hermandad, que a través de estrechar lazos fraternos con nuestros hermanos demos culto a Dios y a su Santísima Madre.
Soñamos siempre con la rampa del Salvador, autentico punto de inflexión en la cuaresma sevillana que marca el inicio de la semana santa; eterno lugar de juego de los niños de todas las generaciones y crisol del sentimiento que funde el corazón del cofrade con ese fuego vivo de los días grandes que anuncia, pues si hay un auténtico “pregón” de la semana santa de Sevilla, éste es sin duda la rampa del Salvador.
Soñamos con volver a vestir la túnica nazarena junto a las imágenes de nuestra devoción para, a través de la penitencia y memoria de la pasión del Señor, celebrarle resucitado a la vez que en nuestro recuerdo nos unimos a nuestros mayores que nos enseñaron el camino y con quienes compartimos dicha estación penitencial aunque ya gocen de la presencia del Padre.
Soñamos con repetir ese momento en que escuchamos en calle Cuna como el Señor de la Sentencia avanza por Sierpes con Consolación y Lágrimas, mientras contemplamos el solemne caminar de Jesús Nazareno sin poder evitar esa efímera intuición de que avanza un poco más con el izquierdo…
Soñamos con despertar una mañana de noviembre, salir al balcón y encontrarnos con la Amargura bajo palio camino de la catedral para celebrar el aniversario de su coronación, así como esa mágica y eterna chicotá de cuatro amarguras en el andén del ayuntamiento en 1979 en el regreso a su casa.
Soñamos con un mes de mayo lleno de Esperanza en el que, por más larga que sea su procesión, para nosotros siempre es un “suspiro”.
Soñamos con ser testigos nuevamente de la Misericordia del Señor, que en Noviembre fue la auténtica manifestación de su Gran Poder a plena luz del sol.
Soñamos con la Esperanza bendiciendo a Triana y a Sevilla en el mes de Junio mientras anhelamos los días grandes que se avecinan como colofón a su Año Jubilar.
Soñamos con acompañar cada madrugada a la Gloria de los Nazarenos, recordándola especialmente en una mañana de mayo proclamando al mundo que es la Llena de Gracia, mientras suena Virgen de las Aguas.
Soñamos con la Virgen de los Dolores que hace del Cerro una fiesta en su honor cada día del año, y un júbilo desbordado cada vez que sale a ver a sus vecinos.
Soñamos con todas y cada una de las Coronaciones canónicas de las imágenes de la Santísima Virgen, que por muchas que puedan ser no deja de ser un momento de dar gracias a Dios a través del cariño hacia su Madre y deseando ser testigos de su Victoria y de contemplarla rodeada de todos los Ángeles del Cielo.
Soñamos con tantas cosas…, y somos tantos cofrades cada uno con sus propios sueños… No habría papel en el mundo para recoger los sueños de todos. Pero independientemente que vuestro sueño esté o no en esta breve reseña, lo más importante de todo es que nunca dejemos de soñar. Como dice siempre un buen amigo y cofrade: ¡Sigan soñando, artistas!