Publicado en la web ElCostal.org
Noviembre: cuanto
se encierra en él. Tradicionalmente decimos que es el mes de los difuntos y las
vírgenes se visten de negro, pero por otra parte es un mes lleno de gloria. A
sus días cada vez más cortos, los fríos que vienen y las lluvias que lo
caracterizan y ponen las notas tristes, hay que sumar las distintas
celebraciones que tienen lugar y hacen
de él no un tiempo de luto, sino de gloria.
Su nombre
tradicional de mes de los difuntos viene por celebrar en sus primeros días la
Fiesta de Todos los Santos y la conmemoración de los Fieles Difuntos. Cierto es
que recordamos en ellas a nuestros seres queridos que ya no están con nosotros,
pero es también cierto que su recuerdo se hace no tanto desde la pena porque ya
no estén a nuestro lado, sino celebrando que ya marcharon a la compañía del
Padre. Porque el día de Todos los Santos lo que se celebra es todos aquellos
que están en el cielo ante Dios, es por tanto un día de fiesta y de gloria, de
color blanco y repique de campanas, es el día de la Iglesia Triunfante. Porque
para los cristianos hay vida más allá de la muerte y tras una vida haciendo el
bien se puede morir “en paz” y alcanzar la gloria junto a Dios.
El día de los
Fieles Difuntos recordamos a todos aquellos que habiendo dejado esta vida aun
no gozan de la presencia del Padre y es con nuestras oraciones que pedimos por
ellos para que puedan estar cuanto antes a su lado. Vestimos a las vírgenes de
negro por ser este el color tradicionalmente asociado al dolor y a la pena por
la pérdida de un ser querido, aunque nuestro recuerdo de ellos une la tristeza
cierta de no tenerles entre nosotros con la alegría de saberles en una vida
mejor. Este recuerdo a los difuntos se realiza durante todo el mes por las
distintas hermandades, colectivos y asociaciones prolongando por tanto a todo
mes esta conmemoración y de aquí adquiere su nombre.
Pero realmente
Noviembre es un mes de gloria, ya que aparte de los Santos celebramos las
ultimas procesiones de Glorias: a los últimos “Rosarios” (Santa Catalina y San
Vicente) hay que sumar a la Reina de Todos los Santos y a la Virgen del Amparo,
sonoro colofón todas ellas de nuestro tiempo de “glorias”. Además celebramos a
Santa Cecilia, patrona de la música con multitud de conciertos y certámenes, y
en San Juan de la Palma el nombre de “Amargura” no tiene nada de hiel y sí
mucho de gloria en el anual recuerdo de su coronación canónica. Y gloria es
también el inicio del Adviento que aunque sea un tiempo de impaciencia en la
espera de la navidad, nos anticipa la alegría del nacimiento del Niño Jesús y
por ello alguna Dolorosa se viste de hebrea…
Decía el Padre
Cué hablando de la Macarena: “uniendo
gracia con pena va el broche de tu sonrisa…” pues el mes de noviembre hace
justamente eso, unir gracia con pena y fruto de esa unión tenemos un tiempo
especial de gloria, un tiempo de negro pero “sin luto”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario