lunes, 24 de febrero de 2020

Extraordinario


En una salida fuera de norma es su carácter de excepcionalidad lo que le confiere ese valor añadido de lo que decimos es extraordinario.

En mi afán de compartir algún pensamiento o reflexión cada semana pensaba en la fecha que nos encontramos: carnaval, antesala de la cuaresma, pleno de cultos de las más señeras cofradías, quinarios, septenario, besamanos y besapies, la ciudad cuajada de azahar, el sol resplandeciente y un sinfín de circunstancias que nos enciende el alma a los cofrades. Justo en este proceso mental me desplazo a La Roda de Andalucía para vivir en primera persona la procesión extraordinaria en solemne via crucis de la portentosa imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno de dicha localidad y, como suele ocurrir, adiós a las ideas iniciales porque la ocasión bien merece una pequeña parada.

Bajo palio de triunfo, como  procesionaba hasta los años treinta del pasado siglo, y con un bien cuidado acompañamiento musical de marchas serias (que no fúnebres) a cargo de la Banda de Música de El Saucejo, tenía lugar esta extraordinaria procesión por el 365 aniversario de la hermandad, así como por el reconocimiento tributado a la sagrada imagen por el Ayuntamiento de la localidad nombrándole Protector Perpetuo de la misma, dada la gran devoción que La Roda de Andalucía mantiene a Jesús Nazareno. Decimos bien al calificar de extraordinaria esta solemne procesión, puesto que según la RAE, extraordinario es todo aquello que se sale de lo ordinario o normal, tal y como ha sido en esta ocasión: palio de triunfo, singular acompañamiento musical, salida en viacrucis para disfrutar devocionalmente de la imagen del Señor, túnica bordada, cruz original,… Incluido el hecho que no suele haber salidas extraordinarias en La Roda de Andalucía le confiere aún más valor, uniéndose así a la segunda acepción de la palabra extraordinario según la RAE, algo mejor que lo normal.

¿Cuál es la gran diferencia entre esta salida de Jesús Nazareno de La Roda de Andalucía y las que tenemos en nuestra ciudad? Justo un aspecto que hemos comentado anteriormente, que en La Roda no suele haber salidas extraordinarias, siendo este carácter de excepcionalidad lo que le confiere ese valor añadido de lo que decimos es extraordinario. Si bien para cada hermandad en su individualidad una salida fuera de la norma es extraordinaria, en el conjunto de todas las hermandades de la ciudad resulta casi imposible encontrar un año sin salidas extraordinarias, dada la normativa existente para su celebración y el alto número de hermandades existentes.

Es la salida lo que confiere a las cofradías su punto distintivo de otro tipo de asociación religiosa, pues es precisamente la procesión lo que da sentido a las mismas como elemento de catequesis pública, incentivado desde la contrarreforma.

Recuerdo en mi infancia y juventud algunas salidas excepcionales, como en 1974 el traslado en procesión de los titulares de la Hermandad de los Estudiantes con motivo del L aniversario fundacional de la hermandad, desde la Iglesia de la Anunciación hasta la Catedral y posteriormente a su Capilla en la antigua Fábrica de Tabacos. También la no menos extraordinaria salida del Cristo de Santa Cruz con la primitiva Virgen de los Dolores arrodillada a sus pies en 1979 con motivo del 75 aniversario fundacional de la hermandad al Convento Madre de Dios y al de San José (las Teresas). Muy recordadas también las salidas por los 25 años de las coronaciones canónicas de la Virgen de la Amargura en ese mismo año 1979, o la de la Esperanza Macarena en 1989. Curiosamente traigo como ejemplo de excepcionalidad dos procesiones extraordinarias celebradas en 1979 pero, aunque efectivamente se celebrara más de una en dicho año, debido al menor número de salidas habituales, viacrucis, rosarios, menor número de hermandades, menos coronaciones,  y algún caso más que podría usted añadir, y las singularidades de estas salidas indicadas, es lo que le confirieron ese carácter tan extraordinario que quienes las vivimos tenemos en el recuerdo.

Me gustaría que no se tomen mis palabras como un intento de cortar por lo sano con las salidas extraordinarias. Es la salida lo que confiere a las cofradías su punto distintivo de otro tipo de asociación religiosa, pues es precisamente la procesión lo que da sentido a las mismas como elemento de catequesis pública, incentivado desde la contrarreforma. He manifestado en más de una ocasión que unas salida que consiga arrancar una oración al contemplar a las sagradas imágenes a alguien que habitualmente no rece ya habrá cubierto con creces su objetivo, pero por el gran número de hermandades existentes y circunstancias contempladas para la celebración de las mismas, sería conveniente una buena preparación de las mismas que le confiera ese carácter extraordinario que haga que, tanto su realización como su recuerdo, sea imborrable.

Reflexionemos.


domingo, 16 de febrero de 2020

Streaming


Se ha comentado muchas veces y por supuesto aquí también, la importancia que tiene el sentido de pertenencia a un colectivo, asociación, hermandad,… tanto más la sentimos como nuestra cuanto nos identificamos con ella, y para ello es muy importante la labor que desde éstas se hace para que sus miembros se sientan parte de las mismas. Centrándonos en las hermandades, tema fundamental que se trata en este rinconcito de internet, volvemos a reflexionar sobre lo importante que es sentirse parte de la misma.

Viene a esto a colación porque, días atrás, estando la hermandad familiar celebrando sus cultos anuales, y no poder asistir mi hija por motivos de estudio, llegada la hora de empezar la función principal me envió un mensaje, vía whattsapp, con un texto escueto y a la vez rotundo: “manda fotos”. ¿Se puede expresar más con menos? ¿Hace falta algo más para decir cuanto duele estar lejos de lo que se siente, de lo que se quiere, de lo que se añora? Una sola foto enviada en el momento justo hace que esa amargura que nos provoca la distancia, se dulcifique por sentirnos cerca de lo que amamos. Por supuesto que tardé cero coma en poner la cámara y enviarle esa foto pedida. Muy posiblemente alguno pensaría “vaya un friki de las fotos, ni en misa…” pero con un pellizco en el estómago estaba llevando esa misma misa a quien no podía asistir. Está claro que una foto de un altar no suple el estar presente junto con tus hermanos, pero me consta que a su destinataria le hizo un poco más feliz.

De igual manera que para mi hija recibir una simple foto pudo suponer sentirse parte de un culto al que no pudo asistir, para otros muchos hermanos que por lejanía, trabajo, enfermedad, o cualquier otra causa no pueden estar presentes, tener algo que le acerque el culto, es muy importante. Justo aquí radica la importancia de las retransmisiones, vía streaming, de los actos singulares de la hermandad. Porque no creo que un streaming tenga un efecto disuasorio para la asistencia de los hermanos a los cultos, pues nunca es sustitutivo del mismo ni da validez al cumplimiento dominical. El auténtico valor radica en el acercamiento que el mismo hace  a los hermanos que no pueden asistir para que, aun en la distancia, se sientan partícipes del mismo como parte de la hermandad que son.

Dejemos los recelos de las nuevas tecnologías y redes sociales. Si bien pueden tener sus cosas menos buenas, quedémonos con lo positivo, con el acercamiento que, a través de las mismas, tiene la hermandad con sus hermanos y, por añadidura, con la posibilidad de evangelización que nos ofrecen. Porque el hecho de retransmitir un culto, acto, conferencia o una simple foto con un mensaje diario, lo que de verdad hace es que el hermano sienta la cercanía de su hermandad y, al recibir estos mensajes por el solo hecho de hacernos pensar en El, ya nos supone un momento de oración. Siguiente streaming por favor.


Unidos en la Vera Cruz



Un nuevo año, hermano de la Vera Cruz, tengo el privilegio de poder dirigirme a ti a través de este nuevo anuario. Un anuario en el que queremos sintetizar todo lo que el pasado año 2019  ha dado de sí y, a través de sus páginas, poder rememorar lo vivido con nuestros hermanos, dando siempre gracias al Stmo Cristo de la Vera Cruz y su Bendita Madre de las Tristezas por todo lo bueno que tenemos cada día. También les pedimos por este nuevo año que estamos comenzando, para que venga pleno de cosas buenas para todos. Un año que vendrá también marcado por la renovación de la Junta de Oficiales, a cuyos miembros actuales hay que agradecer el tiempo invertido y la labor realizada durante estos tres años, siempre fieles al espíritu de nuestra hermandad, en el servicio a los hermanos.

En estos años que llevamos compartiendo nuestro anuario son muchas las cosas aprendidas y, aún más las personas que he tenido la suerte de conocer, tanto dentro como fuera de nuestra hermandad, entre ellos muchos fotógrafos que han tenido la gentileza de compartir su trabajo con nosotros para que disfrutemos de nuestra cofradía a través de sus imágenes. Imágenes donde, como siempre te digo, están Él y su Madre a los que siempre hemos de tener presente en nuestra mente, alma y corazón. Quiero, desde estas líneas, reconocer y agradecer la total disponibilidad y generosidad de todos aquellos a los que solo mencionarles el nombre de nuestra hermandad, no dudaron un instante en poner su trabajo -escritos y fotografías- a nuestra  disposición para que el anuario sea una realidad. Muy especialmente quiero agradecer a mis hermanos mayores José Cristóbal y José Manuel Berjano la confianza depositada que espero haber sabido corresponder. A todos: muchas gracias.

Ahora es tu momento, mi hermano en la VeraCruz. Toma éste, tu anuario, y sumérgete en su interior. Espero y deseo que disfrutes con el recuerdo de lo acontecido, las anécdotas compartidas, conociendo nuestra historia y hermanos ilustres del pasado y del presente. Pero sobre todo en el convencimiento que, en este mismo momento en que lees estas páginas, otros hermanos también lo hacen y aunque, cada uno desde su casa, convertimos éste en un acto más de hermandad que nos une a todos en la Vera Cruz de Nuestro Señor.

Paz y Bien.

N.H. Francisco Gordillo Martínez, una vida en la Vera Cruz

Entrevista a N.H. Francisco Gordillo publicada en el Anuario 2020 de la Hermandad de la Santísima Vera Cruz de Sevilla



Las hermandades somos asociaciones de la iglesia con unos fines comunes a todas ellas: culto formación y caridad. Cada una tiene, además, unas particularidades y personalidad propias que hacen de ellas algo único. Las hermandades las formamos personas que, si bien en su conjunto actúan según las formas propias de la corporación, cada una, en su individualidad, con su forma de ser, historia, cualidades y características, constituyen un aporte más en la identidad de la cofradía.

Hoy queremos acercarnos a uno de nuestros hermanos, miembro de una familia de honda tradición en la hermandad. Hermano singular, el primero que cumple 75 años de permanencia ininterrumpida a nuestra corporación desde su reorganización, fruto de un gran amor a la cofradía inculcado por su padre, quien le hizo hermano al igual que a sus hermanos. Por residir en Madrid, no puede venir a la capilla como quisiera, lo que hace que no sea un hermano tan conocido como los que estamos asiduamente. Para conversar sobre sus vivencias, recuerdos y anécdotas en estos 75 años teníamos previsto encontrarnos en los pasados cultos a la Stma. Virgen, pero por algunas dificultades recientes de la salud, gracias a Dios ya superadas, no fue posible, lo que sin embargo me ha regalado unos días de largas y profundas conversaciones telefónicas en las que he descubierto una persona excepcional.

Francisco: una vida entera en la hermandad, 75 años, no es cualquier cosa. ¿Qué se siente cuando uno es el protagonista de tal efeméride?

Pues mira la verdad es que lo último que me siento es protagonista de nada. Solo soy un hermano de la Vera Cruz con muchos lunes santos a mis espaldas. En todo caso quien tiene algún mérito en ésto es mi padre, ya que fue quien me hizo hermano y quien avivó en  lafamilia el cariño a la Vera Cruz.

Tu padre, Francisco Gordillo Sánchez, que fue nuestro primer hermano mayor tras la reorganización.

Mi padre fue muy especial, que te voy a decir yo. Efectivamente fue el primer hermano mayor tras la reorganización. Se unió al grupo inicial, que eran todos muy jóvenes y quizás él tenía más experiencia por haber estado en el ejército -entonces era capitán provisional- contaba entonces 23 años. Fue quien tuvo la responsabilidad como hermano mayor de poner la cofradía por primera vez en la calle. Era hermano de San Isidoro, pues nació en 1916 en una casa lindando con la parroquia, donde vivía. Allí jugaba, fue monaguillo en la parroquia y fue su primera hermandad, donde nunca dejo de salir. También fue hermano del Dulce Nombre y del Calvario. Como dije antes, era una persona muy cofrade y respetada en las cofradías. En el calvario era tan conocido que, o bien le dejaban salir en la cruz de guía, con lo que podía ver a la Macarena, o bien iba de “medio volante” yendo a su antojo por la cofradía. Evidentemente eran otros tiempos con mucha menos gente en las hdades. Algo desconocido fue que a un año salió de nazareno todos los días de la semana santa: San Roque, Veracruz, Dulce Nombre, Baratillo, Pasión, Calvario y San Isidoro, no existía el Sábado Santo. Y con la familia fíjate, a sus 15 hijos nos hizo a todos hermanos de la Veracruz, y a pesar de vivir en Madrid, donde marchamos cuando yo tendría unos 3 años, a todos los hijos, y a su nieto mayor, nos inculcó el amor a la Vera Cruz donde no hemos faltado un lunes santo desde que hemos tenido edad para salir. Mi padre, cada vez que nacía un varón (entonces no salían las hermanas), decía: “otro nazareno para la Veracruz”. Siempre le tuvieron en cuenta en la hermandad, a menudo le llamaban por teléfono para consultarle sobre los asuntos de la cofradía, y era quien dirigía los rezos el lunes santo. Cuando falleció, en 1972, mi hermano pequeño tendría unos 9 años y casi ni conocía Sevilla pero, desde el primer momento, pidió salir en la VeraCruz. Tengo muchísimos recuerdos de cuando venía de niño a Sevilla con mi padre en Semana Santa: primero los dos solos, pues mis hermanos eran más pequeños, después ya en familia. También de cuando veníamos a pasar algunos veranos a Puerto Real con la familia, qué tiempos aquellos…
Cuan importante es el legado que puede dejarnos una persona: transmitir tanto cariño a la hermandad a pesar de la distancia, porque sus hijos habéis seguido su camino y también sois transmisores de la Vera Cruz. ¿Cuántos Gordillos salen de nazareno el lunes santo? Además sois varios Francisco Gordillo en la hermandad, ¿cierto?

Ahora mismo somos sobre unos 20 Gordillos el lunes santo, y seremos hermanos unos 42, entre hermanos, hijos y nietos –bisnietos de mi padre-, y es emocionante porque son ellos mismos quienes piden venir a salir de nazareno.

(Me enseña una foto de todos los Gordillos que han participado este pasado lunes santo y ver sus caras de satisfacción: de los mayores, por haber cumplido otro año la tradición, y los más jóvenes, por haber formado parte de la cofradía familiar, que verdaderamente da buena muestra de ese espíritu de VeraCruz que el padre sembró en la familia)

En cuanto a los Francisco Gordillo, hemos sido 4 generaciones en la historia de la Vera Cruz: Francisco Gordillo Sánchez, mi padre; yo soy Francisco Gordillo Martínez; mi hijo es Francisco Gordillo Isaza, y mi nieto Francisco Gordillo Asenjo, que es familia del Sr. Arzobispo, pues mi nuera es sobrina de D. Juan José, quien ya conocía la hermandad por nosotros antes de venir a Sevilla como Arzobispo. Te voy a contar una anécdota, cuando nuestro hermano Quico Berjano dio el pregón de la Semana Santa, en la visita que hacen el Arzobispo, el Alcalde y el Consejo a casa del pregonero, D. Juan José le preguntó a qué hermandad pertenecía y cuando Quico le respondió que a la Vera Cruz le dijo: “esa es la hermandad de los Gordillos”, a lo que Pepe Cristóbal, quien fue también hermano mayor, le contestó “Monseñor, de los Gordillos y de algunos más”.

Paco, háblanos de tu historia en la Vera Cruz, de cuando te hiciste hermano y tus primeras salidas.

Pues mira, mi padre me hizo hermano en 1945, tenía yo 2 años y 4 meses, así que ahora cumplo 75 años de hermano y llevo cuatro años siendo el más antiguo de la cofradía, soy el “number one” (bromea). Sobre esto te puedo contar dos anécdotas. Este lunes santo pasado iba de maniguetero en el Stmo. Cristo y en una de las paradas de la cofradía escucho a una señora, que yo conocía de vista de la capilla, decir al grupo de amigas: “ese de la manigueta es el number one”. Y otro lunes santo sentado en la capilla junto a unas señoras, estaban hablando de ir al baño a lo que yo les indiqué que en la casa tenían aseo que podían ir y una de ellas me dijo:
-          “Muchas gracias, lo conozco perfectamente pues llevo toda la vida aquí, soy el número dos de la hermandad”
-          “Encantado de saludarle,  por casualidad ¿sabe usted quien es el número uno?
-          “Mire, no tengo el gusto de conocerle”
-          “Pues creo que sí, porque está usted hablando con él”
Cuando me hice hermano no salían niños en la hermandad, ni siquiera monaguillos. Así que como vivíamos en el Porvenir y mi padre tenía contactos en las cofradías, empecé a salir con dos años como monaguillo en la hermandad de la Paz, y con 6 lo hice de nazareno en San Roque. En Vera Cruz lo hice con 9 años, de monaguillo junto a Pepe Castro -el que fue hermano mayor-, éramos los dos únicos que salíamos entonces de monaguillo y fíjate hoy cuantos van. Con 14 años más o menos ya empecé a salir de nazareno, que por cierto en aquella época las túnicas eran de la hermandad y aun me duele la cabeza del capirote que me tocó sacar aquel año, que me estaba  pequeño. Desde entonces hasta hoy no he faltado un solo lunes santo, gracias a Dios.
Paco tus vivencias en la Vera Cruz, por tu residencia en Madrid se ven muy limitadas a cada lunes santo, cuéntanos como los vives y tus recuerdos, porque seguro que habrás tenido momentos muy especiales.

Efectivamente, los lunes santo han sido mi principal momento de encuentro con la hermandad, aunque, desde que me jubilé, procuro escaparme también a los cultos de la hermandad. En cuanto a los lunes santo por supuesto que los ha habido muy singulares y algunos verdaderamente emocionantes. Recuerdo que con veintipocos años salí de diputado de tramo, para mí que había salido hasta el momento con cirio o cruz fue una salida muy diferente a lo vivido hasta entonces.

Recuerdo con mucho cariño que con 45 años tuve un infarto muy importante, que me supuso una operación a corazón abierto de las de entonces en las que muchos no las superaban, por lo que los médicos me prohibieron cualquier tipo de esfuerzo. Gracias a la junta del momento pude salir de nazareno con un palermo detrás del Stmo. Cristo delante de las representaciones. Fue algo inesperado porque no se me hubiese ocurrido tal posibilidad. Un detalle muy bonito de aquella junta de oficiales que me permitió no faltar ese lunes santo.

El año 2002, coincidiendo con el 30 aniversario del fallecimiento de mi padre, salimos los 15 hijos y los nietos, renunciando todos a nuestra antigüedad, en el 2º tramo de cruces, siendo un tramo completo de la familia con 24 cruces y uno de los diputados. Íbamos justo detrás del senatus Fíjate que por aquello hasta nos hicieron una entrevista en el ABC de Sevilla, “una familia con cruces” la titularon, porque resultaba algo insólito.

Otra salida muy bonita fue hace unos años cuando se introdujeron las 4 varas en las insignias, antes solo salían dos, pude salir con mis 4 hijos en la Bandera de la Sangre. También muy emocionante el año que salió por primera vez mi nieta mayor, porque éramos 3 generaciones que salíamos juntos y la cuarta en la historia, teniendo en cuenta a mi padre. Y el año pasado que junto a tres de mis hermanos llevamos las cuatro maniguetas del Cristo, que te puedo decir…

Cuanta historia y cuantos recuerdos en tus palabras. Paco, tú has sido testigo presencial de cada lunes santo en tus 75 años de hermano, pero en la distancia también has sido testigo de la vida de la hermandad, viendo su evolución en el transcurso de este tiempo. ¿Qué nos puedes contar?

La hermandad es hoy muy distinta a como fue tras los primeros años de su reorganización, como te podrás imaginar. Antes era muy pobre, no había un duro, y bromeábamos con esto diciendo que entre los títulos le faltaba el de “muy pobre”. Y, hermanos, los justos, fíjate que lo primero que preguntaba mi padre cada año era cuantas papeletas de sitio se habían emitido, si llegábamos a las 100 ese año éramos de “champion”. Afortunadamente hoy día no tenemos problema. Además gracias a nuestro gran benefactor hoy tenemos una capilla que no tiene nada que envidiar a la mejor… y una excelente casa de hermandad, y los “Baños”… Eso sí, antes era todo como más familiar, mas recoleto. Ahora hemos crecido en todo y la gente de ahora lo está haciendo francamente bien.

Aunque realmente todas las hermandades son hoy muy diferentes a como eran hace 75 años y, de hecho toda la semana santa ha evolucionado. Lo primero en la forma de llevar los pasos: antes los profesionales, que eran los justos y hartos de trabajar, sin apenas relevos; recuerdo pasos “tirados” que no podían seguir e incluso algún amago de plante. Hoy día, con los hermanos, casi todos los pasos salen con dos o tres cuadrillas. Si hablamos de la música igual: antes las bandas eran cuatro músicos que tocaban dos marchas, y hoy día tenemos estas agrupaciones con más de cien músicos que no paran de tocar. Si hablamos de hermandades hoy día hay muchas nuevas corporaciones y en cuanto al número de nazarenos se ha multiplicado. Eso sí, quizás la disciplina antes era mayor pues los cortejos eran más cortos con muchos menos nazarenos y eso posibilitaba que tanto los diputados como el diputado mayor de gobierno podían actuar sin necesidad de volverse ni mirar hacia atrás, eso hoy día no es posible con tantos hermanos que salen, Antes se fomentaba mucho ir descalzo, recuerdo que el año que salió por primera vez el paso de la Stma. Virgen todos los nazarenos de su cortejo fueron descalzos, hoy día con tanto público en las calles  da hasta miedo hacerlo. El público, como hemos dicho antes era mucho menos y te podías mover con otra facilidad por la ciudad, hoy también cuesta más trabajo. Pero todas estas cosas en definitiva no quiere decir que antes fuera mejor, son solo los signos que la sociedad ha cambiado y que hemos evolucionado.

Y así, hablando y hablando con nuestro hermano Francisco, nos hemos acercado a su persona, recuerdos, familia e inquietudes. A pesar de no habernos tratado antes de ahora ya que los lunes santos, cuando él está en la hermandad, son días muy complicados con muchas personas en la capilla y casa hermandad, con mucho por hacer tanto antes como después de la estación de penitencia, hemos encontrado una persona cercana, amable, sencilla. Un buen hijo, fiel al recuerdo de su padre y custodio y transmisor de su legado -junto con sus hermanos- en sus hijos y nietos, transmisor de ese espíritu de la Vera Cruz que su padre supo tan bien imbuir en Francisco y sus hermanos. Querido Francisco que nuestro Stmo. Cristo y su Bendita Madre te guarden siempre y a toda tu familia, que no solo son los “Gordillos”, sino todos tus hermanos en la Vera Cruz.


Proclamemos jubilosos…


Cándido Sánchez Martínez y el Himno de la Vera+Cruz


Entrevista a N.H. Pedro Sanchez Román, hijo de Cándido Sánchez Martínez, publicada en el Anuario 2018 de la Hermandad de la Santísima Vera Cruz de Sevilla.




Fue un lunes santo. No podía ser de otra manera, ese lunes santo de 2012 en el que la lluvia no permitió salir al Cristo ni a su Bendita Madre, pero si dimos publico testimonio de nuestra fe acompañando al Santo Lignum Crucis a la Patriarcal Hispalense. Unos pocos años antes habíamos incorporado la música en nuestra estación de penitencia y nos encontrábamos inmersos en darle ese sello personal que hemos venido en llamar “Las músicas de la Vera+Cruz” con música de capilla ante la Stma Virgen y un coro de ante el Stmo. Cristo recogiendo el espíritu que siempre había imperado en nuestra casa aun cuando fuésemos en silencio el lunes santo. Ese lunes de Lignum Crucis tuve la suerte de ir de diputado de los monaguillos, lo que cariñosamente conocemos como “pavero”, por lo que iba junto a los músicos. Recuerdo que, en nuestro regreso por la Avenida, la Capilla Gólgota interpretó el Himno de la Veracruz, cuya adaptación a trío de madera había realizado N.H. Sergio Asián para el disco editado por la Hdad. Cuál fue mi sorpresa al descubrir que los nazarenos que iban a mi alrededor y yo mismo, lo estábamos cantando en el “sotto voce” de debajo del antifaz. Desde el año siguiente, el Himno es la primera pieza que se canta cada lunes santo al salir el Stmo. Cristo de la capilla, y pone los vellos de punta escuchar a la “calle Jesús”, en pleno, cantarlo junto al grupo de voces graves. Es la Vera+Cruz en cuerpo y alma en las calles de la ciudad.

Y los padres de nuestro dni fueron NN.HH. Antonio de Castro García, autor de la música más universal que tiene la Vera+Cruz y Cándido Sánchez Martínez, responsable de la letra que engloba todos los sentimientos, conceptos y realidades de lo que significa ser “Crucero”, que aunque no me guste del todo esta expresión no encuentro otra palabra que sí misma defina lo que es llevar a la Vera+Cruz en el corazón. Hoy vamos a acercarnos a N.H. Cándido (como cariñosamente le llamamos todos en la Hdad.), a saber de su persona, sus pensamientos,… Para recordarle y conocerle un poco más a fondo nos hemos citado con uno de sus hijos, Pedro Sánchez Román, crucero desde antes de la cuna, con quien pasamos la tarde pensando en verde…. en verde Vera+Cruz

Pedro, cuando hablamos de una vida entera en Vera+Cruz, tu eres uno de esos ejemplos…

Mira, yo nací en el 50 y la hermandad se reorganiza en el 42 por lo que yo no conozco otra cosa que no sea Vera+Cruz.

Y además toda tu familia está vinculada a la hermandad…

Toda, mis hijos y nietos, mis hermanos, todos mis tíos, primos, sobrinos… Solo queda por apuntar a mi nieto pequeño

Es decir que entre vosotros sacáis media cofradía…

Pues fíjate, todos los Sánchez a los que tienes que sumar los Román, los Tortajada… No sé decirte cuantos somos en total.

Además sois parte de la Vera+Cruz desde el mismo momento en que se reorganiza la hermandad, pues tu padre y tu tío Manolo fueron de los reorganizadores.

Bueno eso no es del todo exacto, mi tío Manolo si fue de los reorganizadores, pero mi padre entro en la hermandad en el minuto dos.  Está desde siempre en la hermandad pero no del primer grupo, él llegó de la mano de su hermano, y desde entonces ésta fue su casa. Era también hermano de Pasión y llego a cumplir los 75 años de hermano, pero con Veracruz era especial.

El fue muy activo en la hermandad, ¿verdad? Desde que me incorporé como hermano siempre he oído hablar de Cándido como un hermano muy reconocido.

Siempre. Desde que se incorporó trabajó mucho por y para la hermandad, además en aquellos tiempos en que lo que más había era ilusión, medios los justos. Formó parte de muchas juntas de oficiales ocupando diferentes puestos. Yo lo recuerdo mucho como diputado mayor de gobierno. Una de las cosas que le debemos es el columbario de nuestra capilla, fue de los que tuvo la idea de tener un sitio para el descanso eterno de nuestros hermanos, y aunque fueron otros quienes lo llevaron a efecto en parte se lo debemos a él, que precisamente sus cenizas reposan hoy a los pies de su Cristo y su Virgen. Cuanta familia hay ya dentro: padres, tíos, hermano, incluso sobrinos… Si no recuerdo mal el primero cuyas cenizas fueron depositadas en el columbario fue Rafael Franco… cuantos recuerdos con Rafael, y qué “milagro” hizo con la salida del paso de la Virgen, porque no sé si recordarás que en ese hueco había además un altar.

En los años que llevo en la hermandad, y van para unos cuantos he tenido la suerte de conocer y entablar amistad con muchos hermanos antiguos, incluidos algunos de los reorganizadores, con los que he disfrutado mucho hablando con ellos y sobre todo escuchando sus vivencias, sus experiencias, sus recuerdos de una vida de hermandad y aprendiendo de ellos, pero a tu padre no tuve la suerte de coincidir con él, ¿qué nos podrías contar de Cándido?

Que quieres que te diga de mi padre... para mí era una buena persona y con eso te lo digo todo, pero si por la parte que toca a la hermandad te diré que era una persona comprometida, muy religioso y sobre todo muy mariano. De ese amor que tenía por la Virgen, le escribió una salutación a la Virgen de las Tristezas a modo de Salve que mi primo Manolo Tortajada rezaba en voz alta en nuestro paso por la catedral el lunes santo.

Justo de eso quisiera que me hablaras, de la afición a escribir que tenía tu padre. Si por algo es recordado Cándido en la hermandad es por haber escrito el “Himno de la Vera+Cruz”

Escribir era su gran pasión. Siempre estaba escribiendo, tenía muchos papeles con todo lo que se le ocurría. A nosotros nos hacía gracia y nos llamaba la atención es que siempre estaba contando con los dedos, contaba las silabas de lo que tenía en mente….

Aparte de lo que tiene escrito para la hermandad, ¿llegó a escribir algún libro?

No él nunca llego a escribir un libro como tal, aunque si tiene algunas cosas publicadas. Antes estábamos hablando de la gran dificultad de la salida del paso de la Virgen, porque aparte de lo estrecho del hueco donde está el paso allí había antes un altar y gracias a la pericia de Rafael Franco y sus hombres fue posible la salida. Mi padre escribió un poema sobre esto “Sale o no sale”, que Carmelo, el hijo de Rafael, lo incluyó en su libro “Martillo y Trabajadera”.

Y los escritos de tu padre, ¿se conservan?
En su gran mayoría sí. Hubo un momento que mi padre cogió sus papeles y los llevó a encuadernar formando varios libros y a cada hijo nos regaló uno. Es uno de mis grandes tesoros. Guardo el mío con mucho cariño y me gusta leerlo de vez en cuando.

Y del Himno de la Vera+Cruz, ¿Qué nos puedes decir? ¿Sabes cuándo lo escribió? Porque yo he visto varias fechas que se le atribuyen, 1955 o 1969…

El himno debe ser de finales de los 60, yo me inclino  que es del año 68 o 69. La verdad que no recuerdo como pudo surgir la idea, imagino que fue una de tantas cosas que escribió mi padre.

Me vas a perdonar pero algo donde se recoge el ideario y forma de vida que debe tener un hermano de la Vera+Cruz, justamente lo que es el Himno, no puede ser un escrito más. De hecho hoy día no se concibe un culto de la hermandad sin que cantemos el Himno y no solo ya nosotros, es que muchas hermandades y la propia Confraternidad lo tienen como propio.

¿De verdad se canta en todas las hermandades y es el himno de la Confraternidad? Yo creo que nunca se imaginó que llegaría a esto, de hecho yo no tenía constancia real de tal repercusión.

¿Hubo alguna intención especial cuando tu padre escribió el Himno, quiero decir, se pudo pretender que fuese algo que perdurara en el tiempo, como así ha ocurrido, como síntesis de lo que es la Vera+Cruz?

¿Cómo surge el himno? Ni idea supongo que casualidad, el escribió sus versos en su forma acostumbrada, poniendo su corazón y sus cinco sentidos en expresar como el sentía la hermandad. El ponerle música pudo ser casi con total seguridad por la gran afición musical de Antonio de Castro que siempre pensaba en música. Lo cierto es que entre los dos consiguieron retratar a la perfección lo que es la Vera+Cruz.

Y sin casi sin darnos cuenta se nos fue la tarde como el agua entre los dedos de las manos, porque si hablamos de Vera+Cruz estamos a gusto disfrutando del momento, pero cuando hablamos “en Vera+Cruz” el tiempo deja de existir porque es el corazón y el alma quienes hablan. Hoy nos vamos con esa satisfacción del recuerdo a N.H. Cándido, habiéndole conocido un poco más: su persona, su familia, su afición literaria que tan grande herencia nos dejó, su profunda religiosidad y sobre todo su gran amor a Cristo y su Bendita Madre que supo proyectar a quienes le rodeaban. Nos vamos con la alegría de comprobar como una gran familia, como es la de Cándido, está unida no solo en los lazos del cariño de la sangre, sino también en ese sentimiento único y especial que tenemos quienes compartimos “sangre verde” (Vera+Cruz) y que Cándido supo cómo nadie expresarlo a todos: “Formando un haz apretado, siempre a tu Cruz abrazados…” y no ya solo la Vera+Cruz terrena “Te rogamos nos concedas vivir siempre tu hermandad…” sino cuando en ese descanso en el columbario que el soñó para sus hermanos, estemos disfrutando de la presencia del Santísimo Cristo en la Vera+Cruz celestial “y siguiendo tras tus huellas, que al fin lleguemos por ellas, a gozar tu eternidad”.

domingo, 9 de febrero de 2020

La hermandad de chiquitito


A la hermandad de chiquitito le debemos la emoción de la primera papeleta de sitio, de ese hermano (años después será hermano mayor) que te tomó la medida y busco tu primera túnica en el armario de la hermandad.

En nuestra ciudad, las hermandades y cofradías conforman en una parte muy importante el tejido social de la urbe, por ello la mayoría de sus habitantes forman parte de alguna de ellas. Esta pertenencia, como ya se ha hablado en muchas ocasiones, tiene su origen en varias y diferentes causas, pero sin duda una de las más habituales es por la “familia”, pues el ser cofrade es algo que, en la mayoría de los casos, se transmite de padres a hijos. Esta pertenencia a la hermandad familiar, dependiendo de qué tipo de hermandad sea, de negro o de música, conllevaría que el niño no podría participar en la estación penitencial como sus mayores, máxime teniendo en cuenta que en años pasados no era habitual la participación de monaguillos en número tan importante como hoy día, por lo que para salir de nazareno, de niño, había de buscarse una hermandad donde si estuviese permitida su participación. Hablamos de la hermandad de chiquitito. Si bien el motivo fundamental por el que llegamos a nuestra hermandad de chiquitito es poder salir de nazareno los que somos de hermandades de negro, son muy aleatorias las razones que nos llevan a una u otra hermandad, que en resumen son siempre las mismas: familia, cercanía, amistad,…

Los orígenes cofrades familiares de nuestro protagonista son de negro, por lo que para salir de nazareno siendo niño hubo de buscar una hermandad de chiquitito. Hablamos de unos años donde la vida de hermandad no era tan al uso como hoy día, sino que estaba más circunscrita a las miembros de junta, sus allegados y familia más cercana. Para los cofrades en general la participación se centraba en los cultos, estación penitencial y algún acto más que hubiere. Estos actos siempre venían marcado de un carácter extraordinario por cuanto se salía de la rutina de la vida diaria, incluso de la propia hermandad. El sentimiento de pertenencia a las cofradías se centraba en las convocatorias de cultos guardadas, las túnicas en los altillos y la presencia de las convocatorias de cultos pegadas en las columnas de la catedral que era el signo fundamental de que “esto ya está aquí”.

La hermandad de chiquitito marca nuestra vida y nuestra existencia en el ámbito cofrade y muy posiblemente en los demás, pues nos deja un poso en nuestro más íntimo rincón interior que es el resultado de nuestra experiencia, de nuestras miradas, de nuestras oraciones.

A la hermandad de chiquitito le debemos la emoción de la primera papeleta de sitio, de ese hermano (años después será hermano mayor) que te tomó la medida y busco tu primera túnica en el armario de la hdad: cíngulo, antifaz, “los botones puede comprarlo Vd. (a la madre) en tal mercería, llévese uno de muestra, y el escudo ahora se lo da el mayordomo.” Primera estación de penitencia, con tantos nervios que hasta le dio fiebre y hubieron de sacarlo en la catedral, realizándola completa al año siguiente esperando, con ansia, en la parroquia la entrada del palio al son de saetas y campanilleros. Nuevos años, nuevas salidas avanzando en los tramos cada vez más cerca del paso y a la vez también asistiendo a los cultos, sentándose bien cerquita del coro para ser testigo de excepción de las coplas, y en la función principal para paladear esa misa en latín que nunca había oído salvo en las historias de sus mayores. Continúan los años, cambiando el cirio por una vara en esa insignia que pasaría a ser como una prolongación de su casa, con esos otros cuatro nazarenos, los mismos año tras año, con los que se conforma esa familia tan especial de los que compartimos tramos. Un año decide no salir, pues quiere conocer las cofradías de ese día, y ya no lo hace más. Circunstancias de la vida, esa pertenencia de solo cultos y salida se va enfriando y a su vez, lo que tienen las cosas del corazón, otra hermandad se cruza en su camino en la que se integra desde primera hora, donde vive el día a día y hoy es su hermandad, aunque nunca renunció a su hermandad de chiquitito, a la que gusta de ir, compartir los cultos con sus hermanos y ser testigo cada año de la estación penitencial.

Se mantenga o no la pertenencia a la misma, la hermandad de chiquitito marca nuestra vida y nuestra existencia en el ámbito cofrade y muy posiblemente en los demás, pues nos deja un poso en nuestro más íntimo rincón interior que es el resultado de nuestra experiencia, de nuestras miradas, de nuestras oraciones. La hermandad de chiquitito permanece siempre en nuestra memoria y en mi caso particular me enseñó la devoción al Rey de Reyes.

lunes, 3 de febrero de 2020

En familia...


Quiero centrarme en el rosario, que se hacía en familia cuando nos reuníamos en la tarde de los sábados, tardes de Los Bravos alternando con Amargura, que entonces era en singular, tras lo cual los mayores rezaban y los chicos aprendíamos a hacerlo.

Es prácticamente común a todas nuestras hermandades comenzar sus cultos de regla rezando el Santo Rosario. Además de ser una antiquísima oración, pues sus orígenes se remontan al siglo X, no solo constituye una alabanza a la Madre de Nuestro Señor, sino que a través de sus diferentes misterios, desde la Anunciación hasta la Coronación de María como Reina de Cielos y Tierra, repasamos la vida de Jesús a través de su infancia, vida pública, pasión, muerte, resurrección y su regreso glorioso al cielo. No es de extrañar, por tanto, que sea precisamente esta oración la que ocupe los primeros momentos de adoración al Santísimo Sacramento cuando se exponía para la celebración del culto antes del Vaticano II (algunas hermandades si conservan esta exposición previa a la celebración de la Santa Misa), y sirva de prólogo al culto en la actualidad, pues, como comentaba anteriormente, además de constituir un repaso por la vida de Jesús, uniendo el culto a Jesús y su Madre, es una oración que caló hondo en el corazón del pueblo, sobre todo en nuestra ciudad que fue el origen, allá por 1690, de los rosarios públicos o callejeros que muy pronto se extendieron por España y América. Al ser oración del pueblo era costumbre de rezarlo en familia, aunque hoy día, con los nuevos ritmos de vida, ya no es una práctica tan usual.

Foto: Elias Beltrán Rodríguez @ELIASBELTRANROD
Quiero centrarme en este rosario, el que se hacía en familia cuando nos reuníamos en la tarde de los sábados, los mayores rezaban y los chicos aprendíamos a hacerlo. Eran tardes de televisión con apenas dos cadenas, sin internet. Tardes en que tras la película se podía sacar el picú y ponerlo sobre la mesa camilla del salón para escuchar los discos preferidos de cada uno. Tardes de Formula V o Los Bravos alternando con Amargura, entonces era en singular, por la Banda Municipal dirigida por el maestro Braña en aquella mítica grabación en “disco chico” de la casa Alhambra en la que, para tener toda la marcha, del segundo trio se pasaba directamente a la saeta. Tardes de música, también en familia, hasta que caía la luz del sol y se encendía esa pequeña lámpara que confiere a la salita esa luz intima de reposo en la casa, cuando nada más importaba que estar unos con los otros. Justo entonces era el momento del rosario. Normalmente la tía mayor dirigía el rezo mientras los demás iban respondiendo a todas las salutaciones desgranadas en respuesta a los misterios gloriosos que correspondían a los sábados de los primeros setenta. Y después la colección de piropos a la Madre que llamamos letanías que salían a borbotones de ese ajado papel, amarillento ya por los años de uso y oraciones, que servía de guía para el rezo. Así sábado tras sábado, mientras no hubiere algo extraordinario, avemaría tras avemaría, se vivía y rezaba en familia, hasta que un buen día la tía propuso al sobrino mayor, aunque aún no contaba la decena de años, dirigir esta tarde la oración. Sorpresa y titubeo del primer momento y niño con zapatos nuevos al sentir una primera responsabilidad sobre sus hombros. ¡¡Gloria!! Santa María… Desde entonces el rosario fue más rosario porque se sentía protagonista. Y ya lo era antes aunque no se diera cuenta, pues todo el que reza es protagonista de sus oraciones, pero necesitaba ese empujoncito de ser la voz dirigente para considerarse parte fundamental del rezo. Sábado a sábado fue aprendiendo y dejando atrás los titubeos de los primeros momentos llegando casi a no necesitar el ajado papel como guía de la oración.

En los cultos de la hermandad  tenemos ese momento de rezo en común en que, junto a nuestros hermanos, compartimos avemarías en familia mientras recordamos la vida de Jesús.

Ha pasado el tiempo, ya no está la abuela, ni la tía, ni los padres, ni la casa familiar. Ahora hay muchas cadenas de televisión, internet, redes sociales y whattsapp. Las tardes en familia ahora se pasan con el móvil en la mano y, aunque estemos juntos, no es como antes  -simplemente diferente-. Pero en los cultos de la hermandad, tenemos ese momento de rezo en común en que, junto a nuestros hermanos, compartimos avemarías mientras recordamos la vida de Jesús. Y cuando me toca ser la voz dirigente del rezo, el ambón se transforma en mesa camilla y la luz artística de la capilla se torna en quinqué sobre la mesa que alumbra las letanías que dedicamos a la Virgen y que, como las mejores cosas, hacemos en familia.