Las juntas tienen una tarea fundamental,
tanto o más importante que cumplir los fines y las reglas de la corporación, y
es garantizar la continuidad de la misma.
Nuestro universo
de la semana santa es grande y diverso. Gracias a esta pluralidad manifestada
en las diferentes características y personalidad de las diferentes hermandades
tenemos el amplio abanico de corporaciones existentes, que en el caso de
Sevilla capital son en torno a 60 y solo
en el apartado de penitencia. Dentro de un mismo culto publico a Dios en torno
a diversos momentos de la Pasión de Jesucristo, nos encontramos diferentes
formas de hacer que responden a diversas causas: históricas, geográficas,
artísticas… con el resultado tan rico y completo que todos conocemos.
Un aspecto en el
que quisiera fijarme es en lo que llamamos la vida de hermandad, en la forma
como se desarrolla el día a día de las diferentes corporaciones: grandes,
pequeñas, de siglos, nuevas, de centro o de barrio, cada una manifiesta de
diversa manera si vida interior durante el año. Hay hermandades que tienen hermanos
en sus casas prácticamente todos los días del año, otras que se reúnen
principalmente el día del culto semanal, quizás por la localización geográfica
en la ciudad de unas y otras, pero algo que si es significativo es la
asistencia de los hermanos más pequeños
en la vida diaria de la hermandad, pues son estos hermanos quienes garantizarán
la pervivencia de la cofradía. Esto no significa que los niños tengan que ser
parte integrante de todas las actividades de la hermandad, pero es innegable
que cuanto mas alta sea su participación mas se acentuará su sentido de
pertenencia a la institución y reforzará su filiación a la misma a lo largo del
los años. Incluso no asistiendo a diario pero sintiéndose acogidos en sus
visitas a la hermandad estará mas que conseguido este objetivo, siendo muy
importante que se pueda fomentar su participación en la estación penitencial en
la medida de las posibilidades, pues somos conscientes que hay hermandades en
las que no se puede vestir el habito penitencial hasta los 14 años, aunque tienen
puestos singulares para estos hermanos mas pequeños, conviene recordar cuan
importante es la labor de los diputados,
celadores y canastillas en la acogida de los hermanos.
Quienes siendo
niños se sienten parte de la hermandad, casi con total seguridad continuaran
vinculados como juventud, pudiéndose integrar en la vida activa de trabajo de
la corporación, pudiendo llegar a ser los
miembros de junta del futuro. O puede que sean un simple hermano de cirio o
cruz, pero ¿acaso no hacen falta en la nómina simples hermanos de cirio o cruz?
Si no hay niños no hay futuro. Las juntas tienen una tarea fundamental, tanto o
más importante que cumplir los fines y las reglas de la corporación, y es
garantizar la continuidad de la misma, no solo formando buenos candidatos a
miembros de junta para el futuro, sino trabajando activamente para mantener el número
de hermanos. Para esto es imprescindible hacer atractiva la hermandad más allá
de la devoción a los titulares, una buena acogida a los nuevos hermanos y fomentando el sentido de pertenencia a la
casa desde los primeros años de la vida
de sus hermanos. Dejemos que los niños se acerquen y demos vida a la casa, al
igual que las familias que se ven tanto más vivas cuando en las mismas hay
niños y después nietos.