martes, 14 de julio de 2020

Dejad que se acerquen


Las juntas tienen una tarea fundamental, tanto o más importante que cumplir los fines y las reglas de la corporación, y es garantizar la continuidad de la misma.

Nuestro universo de la semana santa es grande y diverso. Gracias a esta pluralidad manifestada en las diferentes características y personalidad de las diferentes hermandades tenemos el amplio abanico de corporaciones existentes, que en el caso de Sevilla capital son en torno a 60  y solo en el apartado de penitencia. Dentro de un mismo culto publico a Dios en torno a diversos momentos de la Pasión de Jesucristo, nos encontramos diferentes formas de hacer que responden a diversas causas: históricas, geográficas, artísticas… con el resultado tan rico y completo que todos conocemos.

Un aspecto en el que quisiera fijarme es en lo que llamamos la vida de hermandad, en la forma como se desarrolla el día a día de las diferentes corporaciones: grandes, pequeñas, de siglos, nuevas, de centro o de barrio, cada una manifiesta de diversa manera si vida interior durante el año. Hay hermandades que tienen hermanos en sus casas prácticamente todos los días del año, otras que se reúnen principalmente el día del culto semanal, quizás por la localización geográfica en la ciudad de unas y otras, pero algo que si es significativo es la asistencia  de los hermanos más pequeños en la vida diaria de la hermandad, pues son estos hermanos quienes garantizarán la pervivencia de la cofradía. Esto no significa que los niños tengan que ser parte integrante de todas las actividades de la hermandad, pero es innegable que cuanto mas alta sea su participación mas se acentuará su sentido de pertenencia a la institución y reforzará su filiación a la misma a lo largo del los años. Incluso no asistiendo a diario pero sintiéndose acogidos en sus visitas a la hermandad estará mas que conseguido este objetivo, siendo muy importante que se pueda fomentar su participación en la estación penitencial en la medida de las posibilidades, pues somos conscientes que hay hermandades en las que no se puede vestir el habito penitencial hasta los 14 años, aunque tienen puestos singulares para estos hermanos mas pequeños, conviene recordar cuan importante es la labor de los diputados, celadores y canastillas en la acogida de los hermanos.

Quienes siendo niños se sienten parte de la hermandad, casi con total seguridad continuaran vinculados como juventud, pudiéndose integrar en la vida activa de trabajo de la corporación,  pudiendo llegar a ser los miembros de junta del futuro. O puede que sean un simple hermano de cirio o cruz, pero ¿acaso no hacen falta en la nómina simples hermanos de cirio o cruz? Si no hay niños no hay futuro. Las juntas tienen una tarea fundamental, tanto o más importante que cumplir los fines y las reglas de la corporación, y es garantizar la continuidad de la misma, no solo formando buenos candidatos a miembros de junta para el futuro, sino trabajando activamente para mantener el número de hermanos. Para esto es imprescindible hacer atractiva la hermandad más allá de la devoción a los titulares, una buena acogida a los nuevos hermanos  y fomentando el sentido de pertenencia a la casa desde los primeros años  de la vida de sus hermanos. Dejemos que los niños se acerquen y demos vida a la casa, al igual que las familias que se ven tanto más vivas cuando en las mismas hay niños y después nietos.