Las juntas tienen una tarea fundamental,
tanto o más importante que cumplir los fines y las reglas de la corporación, y
es garantizar la continuidad de la misma.
Nuestro universo
de la semana santa es grande y diverso. Gracias a esta pluralidad manifestada
en las diferentes características y personalidad de las diferentes hermandades
tenemos el amplio abanico de corporaciones existentes, que en el caso de
Sevilla capital son en torno a 60 y solo
en el apartado de penitencia. Dentro de un mismo culto publico a Dios en torno
a diversos momentos de la Pasión de Jesucristo, nos encontramos diferentes
formas de hacer que responden a diversas causas: históricas, geográficas,
artísticas… con el resultado tan rico y completo que todos conocemos.

Quienes siendo
niños se sienten parte de la hermandad, casi con total seguridad continuaran
vinculados como juventud, pudiéndose integrar en la vida activa de trabajo de
la corporación, pudiendo llegar a ser los
miembros de junta del futuro. O puede que sean un simple hermano de cirio o
cruz, pero ¿acaso no hacen falta en la nómina simples hermanos de cirio o cruz?
Si no hay niños no hay futuro. Las juntas tienen una tarea fundamental, tanto o
más importante que cumplir los fines y las reglas de la corporación, y es
garantizar la continuidad de la misma, no solo formando buenos candidatos a
miembros de junta para el futuro, sino trabajando activamente para mantener el número
de hermanos. Para esto es imprescindible hacer atractiva la hermandad más allá
de la devoción a los titulares, una buena acogida a los nuevos hermanos y fomentando el sentido de pertenencia a la
casa desde los primeros años de la vida
de sus hermanos. Dejemos que los niños se acerquen y demos vida a la casa, al
igual que las familias que se ven tanto más vivas cuando en las mismas hay
niños y después nietos.
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