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lunes, 4 de noviembre de 2019

Sino al que anduvo en la mar...

El tiempo anticipado


El pensamiento nunca está quieto por eso es inevitable que vuele a sus anchas en cada cosa que nos acontece. Viene esto al caso a que el otro día mi hija, que es cansina de semana santa como el resto de la familia, me pregunta si conocía una marcha de agrupación. La verdad es que en principio me quedé un poco en fuera de juego pues, por definición, soy de palio, pero como es imposible no emocionarse con una buena marcha ya sea de palio, cornetas o agrupación, disfruté ese momento con doble motivo: primero porque siempre es maravilloso hacer algo con nuestros hijos, y segundo porque la propia marcha invita a ser saboreada.

Justo en ese momento empieza la mente a trabajar y, mientras escuchaba esta composición, no podía dejar de evocar en mi mente el paso de misterio de la hermandad de Jesús Despojado. Porque dentro de cada estilo de música cofrade, cada hermandad tiene asociada alguna marcha en particular, si hacemos el ejercicio de recordar una hermandad cualquiera comprobaremos como indefectiblemente la asociamos a alguna marcha concreta. Absorto en estos pensamientos, se reproduce en el YouTube de turno la siguiente marcha en lista, otro clásico de agrupación: “La Saeta” de Serrat y es entonces, uniendo los versos de Machado a la recreación de la hermandad de Jesús Despojado, cuando viene la eterna pregunta: si tenemos delante un misterio en uno de los momentos más dramáticos de la pasión del Señor instantes previos a ser clavado en la cruz, ¿por qué lo celebramos con alegría, palmas, música festiva y túnica blanca?


Volvamos la vista atrás. En sus orígenes las hermandades son asociaciones de fieles que se reúnen para meditar y reflexionar en torno a algún misterio de la pasión del Señor. Asociaciones de muy diverso origen, ordenes terceras, gremios de artesanos y trabajadores, cada uno con diferentes formas de celebrar, unas con mayor rigor penitencial y otras con un carácter más popular y jubiloso. ¿De dónde viene esta efusión de fiesta popular en nuestra semana santa? Porque el pueblo, desde lo más profundo de su ser, ya siente que debe celebrarla con gozo. Carlos Colón en su pregón de la Semana Santa de 1996 nos dio la clave hablando del Dulcísimo Jesús Nazareno: ¿Qué mirada como la tuya, que ve la Pasión desde la Resurrección, ya símbolo sereno de un dolor pasado? Porque la semana santa es como esa película que, de tantas veces vista, le anticipamos el final desde los créditos iniciales, y como sabemos de su final feliz no nos agobian en exceso las penalidades sufridas por el protagonista. Porque Antonio Machado no fue objetor de nuestra semana santa, sino alguien que nos mostró que es a Jesús vivo y resucitado a quien debemos celebrar, que contemplarle crucificado no es más que una fotografía del momento inmediatamente anterior a su gran  triunfo.

Por eso suena “A la Gloria” en el Compas de la Laguna y por esto Jesús Despojado viste de blanco. Por eso juegan los niños en la “rampla” del Salvador y estrenamos primavera y ropa nueva cada domingo de ramos. Y por eso nuestro íntimo Resucitado va montado en una borriquita, porque frente a quienes nos dicen que celebramos la muerte en vez de la resurrección yo les digo “fíjate si nos gusta la resurrección que, para celebrarla como se merece, la anticipamos una semana”.