Entrevista a N.H. Francisco Gordillo publicada en el Anuario 2020 de la Hermandad de la Santísima Vera Cruz de Sevilla
Las hermandades
somos asociaciones de la iglesia con unos fines comunes a todas ellas: culto
formación y caridad. Cada una tiene, además, unas particularidades y
personalidad propias que hacen de ellas algo único. Las hermandades las
formamos personas que, si bien en su conjunto actúan según las formas propias
de la corporación, cada una, en su individualidad, con su forma de ser,
historia, cualidades y características, constituyen un aporte más en la
identidad de la cofradía.
Hoy queremos
acercarnos a uno de nuestros hermanos, miembro de una familia de honda tradición
en la hermandad. Hermano singular, el primero que cumple 75 años de permanencia
ininterrumpida a nuestra corporación desde su reorganización, fruto de un gran
amor a la cofradía inculcado por su padre, quien le hizo hermano al igual que a
sus hermanos. Por residir en Madrid, no puede venir a la capilla como quisiera,
lo que hace que no sea un hermano tan conocido como los que estamos asiduamente.
Para conversar sobre sus vivencias, recuerdos y anécdotas en estos 75 años teníamos
previsto encontrarnos en los pasados cultos a la Stma. Virgen, pero por algunas
dificultades recientes de la salud, gracias a Dios ya superadas, no fue
posible, lo que sin embargo me ha regalado unos días de largas y profundas
conversaciones telefónicas en las que he descubierto una persona excepcional.
Francisco: una vida entera en la hermandad, 75 años,
no es cualquier cosa. ¿Qué se siente cuando uno es el protagonista de tal
efeméride?
Pues mira la
verdad es que lo último que me siento es protagonista de nada. Solo soy un
hermano de la Vera Cruz con muchos lunes santos a mis espaldas. En todo caso
quien tiene algún mérito en ésto es mi padre, ya que fue quien me hizo hermano
y quien avivó en lafamilia el cariño a
la Vera Cruz.
Tu padre, Francisco Gordillo Sánchez, que fue
nuestro primer hermano mayor tras la reorganización.
Mi padre fue muy
especial, que te voy a decir yo. Efectivamente fue el primer hermano mayor tras
la reorganización. Se unió al grupo inicial, que eran todos muy jóvenes y
quizás él tenía más experiencia por haber estado en el ejército -entonces era
capitán provisional- contaba entonces 23 años. Fue quien tuvo la
responsabilidad como hermano mayor de poner la cofradía por primera vez en la
calle. Era hermano de San Isidoro, pues nació en 1916 en una casa lindando con
la parroquia, donde vivía. Allí jugaba, fue monaguillo en la parroquia y fue su
primera hermandad, donde nunca dejo de salir. También fue hermano del Dulce
Nombre y del Calvario. Como dije antes, era una persona muy cofrade y respetada
en las cofradías. En el calvario era tan conocido que, o bien le dejaban salir
en la cruz de guía, con lo que podía ver a la Macarena, o bien iba de “medio
volante” yendo a su antojo por la cofradía. Evidentemente eran otros tiempos
con mucha menos gente en las hdades. Algo desconocido fue que a un año salió de
nazareno todos los días de la semana santa: San Roque, Veracruz, Dulce Nombre,
Baratillo, Pasión, Calvario y San Isidoro, no existía el Sábado Santo. Y con la
familia fíjate, a sus 15 hijos nos hizo a todos hermanos de la Veracruz, y a
pesar de vivir en Madrid, donde marchamos cuando yo tendría unos 3 años, a
todos los hijos, y a su nieto mayor, nos inculcó el amor a la Vera Cruz donde
no hemos faltado un lunes santo desde que hemos tenido edad para salir. Mi padre,
cada vez que nacía un varón (entonces no salían las hermanas), decía: “otro
nazareno para la Veracruz”. Siempre le tuvieron en cuenta en la
hermandad, a menudo le llamaban por teléfono para consultarle sobre los asuntos
de la cofradía, y era quien dirigía los rezos el lunes santo. Cuando falleció,
en 1972, mi hermano pequeño tendría unos 9 años y casi ni conocía Sevilla pero,
desde el primer momento, pidió salir en la VeraCruz. Tengo muchísimos recuerdos
de cuando venía de niño a Sevilla con mi padre en Semana Santa: primero los dos
solos, pues mis hermanos eran más pequeños, después ya en familia. También de
cuando veníamos a pasar algunos veranos a Puerto Real con la familia, qué
tiempos aquellos…
Cuan importante es el legado que puede dejarnos una
persona: transmitir tanto cariño a la hermandad a pesar de la distancia, porque
sus hijos habéis seguido su camino y también sois transmisores de la Vera Cruz.
¿Cuántos Gordillos salen de nazareno el lunes santo? Además sois varios Francisco
Gordillo en la hermandad, ¿cierto?
Ahora mismo somos
sobre unos 20 Gordillos el lunes santo, y seremos hermanos unos 42, entre
hermanos, hijos y nietos –bisnietos de mi padre-, y es emocionante porque son
ellos mismos quienes piden venir a salir de nazareno.
(Me enseña una foto de todos los
Gordillos que han participado este pasado lunes santo y ver sus caras de
satisfacción: de los mayores, por haber cumplido otro año la tradición, y los
más jóvenes, por haber formado parte de la cofradía familiar, que verdaderamente
da buena muestra de ese espíritu de VeraCruz que el padre sembró en la familia)
En cuanto a los
Francisco Gordillo, hemos sido 4 generaciones en la historia de la Vera Cruz:
Francisco Gordillo Sánchez, mi padre; yo soy Francisco Gordillo Martínez; mi
hijo es Francisco Gordillo Isaza, y mi nieto Francisco Gordillo Asenjo, que es
familia del Sr. Arzobispo, pues mi nuera es sobrina de D. Juan José, quien ya
conocía la hermandad por nosotros antes de venir a Sevilla como Arzobispo. Te
voy a contar una anécdota, cuando nuestro hermano Quico Berjano dio el pregón
de la Semana Santa, en la visita que hacen el Arzobispo, el Alcalde y el
Consejo a casa del pregonero, D. Juan José le preguntó a qué hermandad
pertenecía y cuando Quico le respondió que a la Vera Cruz le dijo: “esa
es la hermandad de los Gordillos”, a lo que Pepe Cristóbal, quien fue
también hermano mayor, le contestó “Monseñor, de los Gordillos y de algunos más”.
Paco, háblanos de tu historia en la Vera Cruz, de cuando
te hiciste hermano y tus primeras salidas.
Pues mira, mi
padre me hizo hermano en 1945, tenía yo 2 años y 4 meses, así que ahora cumplo
75 años de hermano y llevo cuatro años siendo el más antiguo de la cofradía, soy
el “number one” (bromea). Sobre esto te
puedo contar dos anécdotas. Este lunes santo pasado iba de maniguetero en el
Stmo. Cristo y en una de las paradas de la cofradía escucho a una señora, que
yo conocía de vista de la capilla, decir al grupo de amigas: “ese
de la manigueta es el number one”. Y otro lunes santo sentado en la
capilla junto a unas señoras, estaban hablando de ir al baño a lo que yo les
indiqué que en la casa tenían aseo que podían ir y una de ellas me dijo:
-
“Muchas gracias, lo conozco perfectamente pues llevo
toda la vida aquí, soy el número dos de la hermandad”
-
“Encantado de saludarle, por casualidad ¿sabe usted quien es el número
uno?
-
“Mire, no tengo el gusto de conocerle”
-
“Pues creo que sí, porque está usted hablando con
él”
Cuando me hice
hermano no salían niños en la hermandad, ni siquiera monaguillos. Así que como
vivíamos en el Porvenir y mi padre tenía contactos en las cofradías, empecé a
salir con dos años como monaguillo en la hermandad de la Paz, y con 6 lo hice
de nazareno en San Roque. En Vera Cruz lo hice con 9 años, de monaguillo junto
a Pepe Castro -el que fue hermano mayor-, éramos los dos únicos que salíamos entonces
de monaguillo y fíjate hoy cuantos van. Con 14 años más o menos ya empecé a
salir de nazareno, que por cierto en aquella época las túnicas eran de la
hermandad y aun me duele la cabeza del capirote que me tocó sacar aquel año,
que me estaba pequeño. Desde entonces
hasta hoy no he faltado un solo lunes santo, gracias a Dios.
Paco tus
vivencias en la Vera Cruz, por tu residencia en Madrid se ven muy limitadas a
cada lunes santo, cuéntanos como los vives y tus recuerdos, porque seguro que habrás
tenido momentos muy especiales.
Efectivamente,
los lunes santo han sido mi principal momento de encuentro con la hermandad, aunque,
desde que me jubilé, procuro escaparme también a los cultos de la hermandad. En
cuanto a los lunes santo por supuesto que los ha habido muy singulares y algunos
verdaderamente emocionantes. Recuerdo que con veintipocos años salí de diputado
de tramo, para mí que había salido hasta el momento con cirio o cruz fue una
salida muy diferente a lo vivido hasta entonces.
Recuerdo
con mucho cariño que con 45 años tuve un infarto muy importante, que me supuso
una operación a corazón abierto de las de entonces en las que muchos no las
superaban, por lo que los médicos me prohibieron cualquier tipo de esfuerzo. Gracias
a la junta del momento pude salir de nazareno con un palermo detrás del Stmo. Cristo
delante de las representaciones. Fue algo inesperado porque no se me hubiese
ocurrido tal posibilidad. Un detalle muy bonito de aquella junta de oficiales
que me permitió no faltar ese lunes santo.
El
año 2002, coincidiendo con el 30 aniversario del fallecimiento de mi padre,
salimos los 15 hijos y los nietos, renunciando todos a nuestra antigüedad, en
el 2º tramo de cruces, siendo un tramo completo de la familia con 24 cruces y
uno de los diputados. Íbamos justo detrás del senatus Fíjate que por aquello
hasta nos hicieron una entrevista en el ABC de Sevilla, “una familia con cruces”
la titularon, porque resultaba algo insólito.
Otra
salida muy bonita fue hace unos años cuando se introdujeron las 4 varas en las
insignias, antes solo salían dos, pude salir con mis 4 hijos en la Bandera de
la Sangre. También muy emocionante el año que salió por primera vez mi nieta
mayor, porque éramos 3 generaciones que salíamos juntos y la cuarta en la
historia, teniendo en cuenta a mi padre. Y el año pasado que junto a tres de
mis hermanos llevamos las cuatro maniguetas del Cristo, que te puedo decir…
Cuanta historia
y cuantos recuerdos en tus palabras. Paco, tú has sido testigo presencial de
cada lunes santo en tus 75 años de hermano, pero en la distancia también has sido
testigo de la vida de la hermandad, viendo su evolución en el transcurso de
este tiempo. ¿Qué nos puedes contar?
La
hermandad es hoy muy distinta a como fue tras los primeros años de su
reorganización, como te podrás imaginar. Antes era muy pobre, no había un duro,
y bromeábamos con esto diciendo que entre los títulos le faltaba el de “muy
pobre”. Y, hermanos, los justos, fíjate que lo primero que preguntaba mi padre
cada año era cuantas papeletas de sitio se habían emitido, si llegábamos a las
100 ese año éramos de “champion”. Afortunadamente hoy día no tenemos problema.
Además gracias a nuestro gran benefactor hoy tenemos una capilla que no tiene
nada que envidiar a la mejor… y una excelente casa de hermandad, y los “Baños”…
Eso sí, antes era todo como más familiar, mas recoleto. Ahora hemos crecido en
todo y la gente de ahora lo está haciendo francamente bien.
Aunque
realmente todas las hermandades son hoy muy diferentes a como eran hace 75 años
y, de hecho toda la semana santa ha evolucionado. Lo primero en la forma de
llevar los pasos: antes los profesionales, que eran los justos y hartos de
trabajar, sin apenas relevos; recuerdo pasos “tirados” que no podían seguir e
incluso algún amago de plante. Hoy día, con los hermanos, casi todos los pasos
salen con dos o tres cuadrillas. Si hablamos de la música igual: antes las
bandas eran cuatro músicos que tocaban dos marchas, y hoy día tenemos estas
agrupaciones con más de cien músicos que no paran de tocar. Si hablamos de
hermandades hoy día hay muchas nuevas corporaciones y en cuanto al número de
nazarenos se ha multiplicado. Eso sí, quizás la disciplina antes era mayor pues
los cortejos eran más cortos con muchos menos nazarenos y eso posibilitaba que
tanto los diputados como el diputado mayor de gobierno podían actuar sin
necesidad de volverse ni mirar hacia atrás, eso hoy día no es posible con
tantos hermanos que salen, Antes se fomentaba mucho ir descalzo, recuerdo que
el año que salió por primera vez el paso de la Stma. Virgen todos los nazarenos
de su cortejo fueron descalzos, hoy día con tanto público en las calles da hasta miedo hacerlo. El público, como
hemos dicho antes era mucho menos y te podías mover con otra facilidad por la
ciudad, hoy también cuesta más trabajo. Pero todas estas cosas en definitiva no
quiere decir que antes fuera mejor, son solo los signos que la sociedad ha
cambiado y que hemos evolucionado.
Y
así, hablando y hablando con nuestro hermano Francisco, nos hemos acercado a su
persona, recuerdos, familia e inquietudes. A pesar de no habernos tratado antes
de ahora ya que los lunes santos, cuando él está en la hermandad, son días muy
complicados con muchas personas en la capilla y casa hermandad, con mucho por
hacer tanto antes como después de la estación de penitencia, hemos encontrado
una persona cercana, amable, sencilla. Un buen hijo, fiel al recuerdo de su
padre y custodio y transmisor de su legado -junto con sus hermanos- en sus
hijos y nietos, transmisor de ese espíritu de la Vera Cruz que su padre supo
tan bien imbuir en Francisco y sus hermanos. Querido Francisco que nuestro
Stmo. Cristo y su Bendita Madre te guarden siempre y a toda tu familia, que no
solo son los “Gordillos”, sino todos tus hermanos en la Vera Cruz.
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