domingo, 20 de marzo de 2016

El Cirio Votivo de la Primitiva Hermandad de los Nazarenos de Sevilla

De la serie "De Jacinto y Celeste" num.12


“Alabado sea el Santísimo Sacramento del altar, y la Inmaculada Concepción de la siempre Virgen María, Nuestra Señora, Concebida Sin Mancha desde el primer instante de su ser.”

Foto: +Juan J. Caravaca 
Es costumbre en la Primitiva Hermandad de los Nazarenos de Sevilla acompañar con este canto (cualquiera de los muchos que compusiese el Maestro de Albaida D. Eduardo Torres) en sus cultos al reservar a Su Divina Majestad tras la solemne Bendición, como seña de identidad por su honda tradición Inmaculista  plasmada por el voto solemne de defender dicha piadosa creencia y del que el año pasado se conmemoró el IV centenario del mismo.

Signo visible de dicho voto es la Bandera Blanca que lo recuerda y que desde 1617 figura en todos los actos corporativos de la Archicofradía y a la que flanquean una espada, símbolo de la sangre que derramar preciso fuere en la defensa de esta creencia, hoy dogma, y un cirio significando la luz que sobre este misterio nos comprometimos a dar: El Cirio Votivo.

Foto: www.archisevilla.org
Este año 2016 ha sido designada para pintar la Inmaculada que lo ilumina Sofía Asencio Hurtado, dándose la coincidencia que fue ésta misma primitiva hermana quien pintase la Inmaculada que en 1992 fue la primera de cuantas han ilustrado este cirio. Para este año se ha tomado como modelo la Inmaculada que Francisco Pacheco pintase para la Parroquia de San Lorenzo de Sevilla en 1624, posiblemente la de mejor calidad del artista, y que actualmente se encuentra situada en la capilla bautismal de dicho templo.

No es una casualidad la elección de esta Inmaculada, pues su autor fue uno de aquellos Primitivos Nazarenos que nos precedieron y que realizó aquel solemne voto y juramento Concepcionista en 1615. Es el autor de numerosísimas Inmaculadas, quien hizo la pintura de Jesús Nazareno que ilustra el Libro de Reglas de la Hermandad de 1642, y fue quien en su obra “El arte de la pintura” dio las directrices de cómo había de representarse a la Inmaculada: “que María se ha de pintar en la flor de la edad, de 12 a 14 años, vestidas de sol que cerque toda la imagen, coronada de doce estrellas a sus pies la luna” 

Y de “Jacinto y Celeste”  quien es la “Gloria de los Nazarenos" hará que Francisco Pacheco haga de nuevo estación penitencial a imitación de Jesús Nazareno, y como antaño vuelva a postrarse ante el Santísimo en la noche de los improperios.

Felicidades Sofía.

miércoles, 16 de marzo de 2016

Silencio y Misericordia

De la exaltación a la Semana Santa de Pedrera 2016 celebrada el 13 de Marzo.
"XX SIGLOS DE PASION"


Al oír esto, Pilato preguntó si ese hombre era galileo. Y habiéndose asegurado de que pertenecía a la jurisdicción de Herodes, se lo envió. Herodes y sus guardias, después de tratarlo con desprecio y ponerlo en ridículo, lo cubrieron con un magnífico manto y lo enviaron de nuevo a Pilato. (Lc 23, 6 y 11)


Pilato mandó entonces azotar a Jesús. (Jn 19, 1)

Guardas silencio, Señor: sereno, paciente, humillado y escarnecido guardas silencio.

Silencio ante tus acusadores a quienes solo respondes a algunas de sus preguntas, de forma corta, escueta pero con la contundencia de quien alberga en sí toda la razón del mundo. Mención especial tu silencio ante Herodes, quizás quien más irónico se muestra contigo, Señor, seguramente por el temor que le producía Tu persona tras lo sucedido con Juan el Bautista. Y ahí estás, Señor, en silencio.

Como también guardas silencio en el cruel castigo de tu flagelación. Ni una palabra, ni un mal gesto, ni un lamento, ni un solo comentario en contra de tus verdugos. Solo silencio y soportando hasta el final las brutalidades de tu injusta condena ante el desprecio de todos y el abandono de los tuyos.

Pero no te rindes, Señor. No te das por vencido mientras no hayas disuelto el pecado y superado todos los rechazos con compasión y misericordia. Porque, precisamente, es la misericordia la fuerza que todo lo vence y llena de amor el corazón. Misericordia divina que se muestra en la infinita paciencia de Dios ante quienes le torturan y se mofan de Él. ¿No va a tener infinita paciencia con nosotros?  Como dice el Santo Padre: “Dios siempre tiene paciencia, nos comprende, nos espera y no se cansa de perdonarnos  si sabemos volver a Él con arrepentimiento”.

Tan grande es la misericordia de Dios que envió a su Hijo, nacido de Santa María Virgen, para revelarnos de manera definitiva su amor: porque quien ve a Jesús Nazareno, ve al Padre (cfr. Jn 14,9); quien ora ante el Señor Yacente, ora al Padre; quien venera al Santo Cristo, adora al Padre. Porque es el Hijo con su palabra, sus gestos y toda su persona quien revela la misericordia del Padre.

“Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación.” (Sal 84)


Mi Señor, silencio guarda,
Santo Cristo, escarnecido,
En tu alma, malherido,
Ni la burla te acobarda.
Oh!, Dolores, salvaguarda
Del Sepulcro que custodia.
Esperanza, Paz, concordia
Que, Jesús, ha transmitido,
Don, que en uno, nos ha unido,
Todo es Misericordia.
 

lunes, 14 de marzo de 2016

Porque Cristo, nuestro hermano, ha resucitado: María, alégrate

De la exaltación a la Semana Santa de Pedrera 2016 celebrada el 13 de Marzo.
"XX SIGLOS DE PASION"




Pasado el sábado, al amanecer del primer día de la semana, María Magdalena y la otra María fueron a visitar el sepulcro. (Mt 28, 1)

Y en la Pedrera antigua, el ángel del Señor proclamaba a voces a los “Blancos” y a todo el pueblo esta magna noticia:

“Hoy proclamo la más buena de las nuevas;  hoy os traigo la Gloria de las glorias; os anuncio la alegría de los creyentes: Jesús vive, ha resucitado”.

“Porque Cristo, nuestro hermano, ha resucitado; María, alégrate”, dice la canción. Y es que, es precisamente la resurrección de Jesús lo que da sentido a su venida a este mundo; lo que justifica los sufrimientos padecidos en su pasión, por cuya sangre derramada se cimenta la nueva alianza con Dios por la que todos nuestros pecados quedarán perdonados, el Padre introducirá su ley en nuestros corazones y cada uno tendremos un contacto directo con El.

“Porque Cristo, nuestro hermano, ha resucitado; María, alégrate.” Y es precisamente la Resurrección del Señor, lo que hace que el domingo sea el día “Santo” de la semana. “Este es el día en que actuó el Señor…”, y este es el día que centra y vertebra todo el año litúrgico de la Iglesia. En los primeros años del cristianismo, éste domingo era el día en que se tenían las celebraciones en memoria de Jesús y que posteriormente se fueron ampliando a todos los demás domingos y distintos días festivos a lo largo del año. En el Domingo de Pascua culmina la Iglesia la celebración del Triduo Sacro de Semana Santa con la Vigilia Pascual en la que se celebra de la forma más festiva posible la resurrección del Señor, en contraposición con la austeridad y luto mantenido en los días previos de la Cuaresma y Semana Santa. En la misma se bendice el fuego que dará la luz al cirio pascual, que es la Luz de Cristo que no nos abandonará nunca; también bendecimos el agua que será derramada por la cabeza de quienes, por el Bautismo, se unirán a la gran familia de Cristo para vivir su misericordia y, como no, en dicha Vigilia renovaremos las promesas realizadas en nuestro bautismo y nuestra solemne profesión de fe. Por eso, ahora que estamos rememorando este momento de sublime gloria, os invito a renovar aquí y ahora nuestro amor a Dios y a hacer nuestra profesión de fe de la manera más cofrade y por eso os pregunto:
 
·       ¿Renunciáis al demonio y al pecado, al  mal, al odio, a la envidia, la pereza e indiferencia, a la violencia y al egoísmo como falta de amor a los demás? Si, renunciamos.
 
·       ¿Renunciáis  a la soberbia y a los falsos protagonismos, al salir en la foto antes que al trabajo, a usar los puestos y los cargos en beneficio propio antes que a trabajar por los hermanos? Si, renunciamos.
 
·       ¿Renunciáis a la falsa caridad que solo busca un reconocimiento público en vez de procurar el bien de los demás y sin que nuestra derecha sepa lo que hace la izquierda? Si, renunciamos.
 
·       ¿Creéis en Dios Padre, creador del Cielo y de la Tierra, cuyo Hijo Unigénito, Jesús Nazareno, fue presentado al Templo por su Madre Candelaria? Si, creemos.
 
·       ¿Creéis en el Santo Cristo que derramó su Sangre en la Cruz, acompañado por su Madre de Paz y Esperanza y San Juan Evangelista; que fue sepultado y velado por la Virgen de los Dolores; Resucitó al tercer día y que está en el Cielo junto al Padre y el Espíritu Santo? Si, creemos.

·       ¿Creéis en la sonrisa de los niños a quienes transmitimos nuestra Fe con cada medallita, caramelo estampita o cada gota de la cera de los cirios con que los nazarenos alumbramos al Señor y a su Madre como prueba de nuestro amor? Si, creemos.

Esta es nuestra fe; la que hemos profesado, heredada y aprendida de nuestros mayores, y la que nos comprometemos a transmitir a nuestros hijos, que se basa fundamentalmente en el amor a Dios y a su bendita Madre, apoyándonos en el cariño y cercanía a las sagradas imágenes que les representan.
 
“Porque Cristo, nuestro hermano, ha resucitado; María, alégrate.” “Gózate y alégrate, Reina del Cielo, porque, El que mereciste llevar en tu seno, resucitó como había prometido.” Esta es nuestra oración a la Virgen en los días de Pascua, pues éste es el amor que profesamos a nuestra Madre celestial a quien, aunque la tengamos representada en sus misterios dolorosos, con lágrimas en los ojos, la sentimos con la alegría de saber que su Hijo no está muerto, que ha resucitado y ha culminado el misterio de la salvación. Por eso, porque no podemos verla triste, ni afligida, ni llorosa, surge el verso, cual bálsamo que mitigue los dolores de nuestra madre:


Querer quisiera, Señora,
Quitar de tus ojos el llanto.
Que ya no ha lugar a penas,
Ni es tiempo de quebrantos
Porque estamos en la Pascua
Y Cristo ha resucitado.

Querer quisiera, Señora,
Ser blanco pañuelo en tus manos.
Pañuelo de fina blonda
Con un encaje bordado
Con el que enjugues las lagrimas
De tu rostro de amaranto.
 
Querer quisiera, Señora,
Ser tu saya y ser tu manto,
Sea liso o muy bordado,
De cardos y hojas de acanto.
Un manto de terciopelo,
Del color de tus encantos:
El negro por tus Dolores,
La Paz, el blanco le ha dado.
El verde por la Esperanza,
Y color burdeos el manto
Que doña Cayetana
Regalase a sus Gitanos.
Celeste de Inmaculada,
Y azul turquesa o pavo,
Símbolo de la realeza
Que todos te profesamos.

Querer quisiera, Señora,
Ser candelero en tu palio,
Y portar todos los cirios,
Bellamente decorados,
Que, por mor de Don Manuel,
De nuevo salen pintados.
Y ser luz, en sus pabilos,
Que iluminan tu cara y manos.

Quisiera ser los varales
Que sostienen el techo palio.
Ser columna de tu cielo,
De terciopelo o calado,
Y coronado de una “gloria”,
Misterios de tu Rosario,
Que de cobijo a tu imagen,
Porque es tu Santuario.

Querer quisiera, Señora,
Ser jarra de plata vieja
Con un fino cincelado,
Y en los costeros del palio
Portar las flores nuevas
Que perfumaran tu paso
Por las calles de Pedrera.
Quisiera ser clavel blanco,
Lilium, fresia o camelia,
Quisiera ser el azahar
Que proclame tu pureza,
Quisiera ser bella rosa,
Y también blanca azucena,
Ser los nardos de sus Reyes,
Y romero en el Rocío,
Ser jazmín en el verano
Anthurium, estatice y lirio,
Y ser dama de su noche,
Ser magnolio o fina orquídea,
Ser gladiolo cimbreante
Que remate tus esquinas.

Querer quisiera, Señora,
Ser el sol de amanecía,
Acariciar tu semblante,
Y alumbrar tus mejillas.
En la mañana, saludarte,
Dar calor a mediodía,
Y, por la tarde, abrazarte,
Cuando ya termine el día,
Para que venga la luna,
Que, de plata y a porfía,
Clama, a voces, tu pureza
Pues de Gracia estas henchida.

Y quisiera ser la Paz,
“filigrana” por el parque,
Que también es la Piedad
El Viernes Santo en la tarde.
Quisiera ser Candelaria,
Azul y plata del Martes,
Y en Pedrera ser hoguera,
Que a la Pura Virgen cante,
Y le grite que no hay otra,
Que en todo el mundo la iguale
Por poder acompañar
A Jesús por tus calles.

Querer quisiera, Señora,
Poder llenarte de loores,
Porque llevas en tu nombre
A tantas advocaciones,
Que prácticamente todas
Se resumen en Dolores:
Dolor en la Caridad
Allá en San José Obrero,
Y también en Torreblanca,
Consolando al barrio entero.
Ser alivio de sus Penas,
El Lunes en San Vicente,
Misericordias en Santa Cruz,
Pura Virgen y Madre Doliente.
En el compás de la Laguna,
Vas con San Juan, vaya suerte;
Compaña y Amparo en el Cerro,
Providencia por San Marcos,
Y en Pedrera eres el Sol
Que sale el Sábado Santo.

También quisiera Señora
Ser el faro en lontananza,
Ser ese viento de cola
Que nos llevará a bonanza,
Ser el consuelo del mundo
Quien la Gloria nos alcanza
Y ser la alegría en la Vida
Porque esto es la Esperanza.
Y ser Gracia en Recaredo,
Pura rosa Trinitaria,
En San Martin Enfermera,
La que cura nuestras almas;
Marinera, allá en Pureza,
Exclamación en la Cava,
Y mariquilla en el Arco
Para dar brillo a tu cara,
Y en Pedrera, lo más grande,
Con San Juan, siempre de guarda,
A la vera del Señor
Está la Paz y la Esperanza.

Y por querer, querer quisiera,
Ser un ángel en el cielo
Para estar siempre a tu lado,
Con tantos cofrades buenos
Que a la casa del Padre
Ya, contigo, se fueron,
Y junto con José Antonio
Llenar tu cara de besos,
Secarte todas las lágrimas,
Que no hay dolor ni sufrimiento,
Porque estamos ya en la Pascua.
Que no hay llanto, que no hay duelo,
Que ha dejado ya el Sepulcro,
Que Jesucristo no ha muerto.
Ha resucitado el Señor,
Y nos cuida desde el cielo.
 
Amén.