viernes, 9 de marzo de 2018

¿Vísperas?


Publicado en la web LaVenia.xyz







Interiorizamos un afán de vivir las cosas por anticipado en un intento de detener el tiempo por la fugacidad de los momentos que vivimos y nos gustaría saborear en plenitud, esto suele tener el efecto consecuente de que cuando efectivamente llega el inicio de la fiesta en lugar de disfrutar de ella asumimos la vivencia de la nostalgia de un final ni siquiera presentido y que nos priva del disfrute de los momentos por vivir. No obstante lo anterior es también inevitable tener el recuerdo de los acontecimientos vividos en el pasado inmediato aunque nuestra mente esté sincronizada con un futuro aun por venir. Esto ocurre con nuestra semana santa, estamos desde el domingo de resurrección anticipando la vivencia de la próxima cuaresma que cuando esta llega, aunque la vivimos pensando en la Borriquita bajando la rampa del Salvador conservamos el recuerdo del recién vivido Viacrucis de las Hermandades organizado por el Consejo de Cofradías de la ciudad presidido por el Señor Cautivo de la Hdad de los Dolores de Torreblanca y, sin ánimo de incidir en lo positivo del mismo, quisiera volver a reflexionar sobre las, a mi entender, mal llamadas Hermandades de Vísperas y que la celebración de este viacrucis ha puesto de manifiesto, una vez más,  que no se trata de hdades. aparte sino que tiene bien ganado a pulso, con trabajo y tesón el ser una más de todas cuántas conforman la nómina de la semana santa. 

En los casi 700 años de historia de los desfiles procesionales una de las claves de esta longevidad es la capacidad de adaptación a los tiempos y a la historia: a los distintos cambios sociales, políticos y también eclesiásticos, pues aunque se le tache de inmovilista, la Iglesia está también adaptándose a la sociedad de hoy;  también es de tener en cuenta el gran componente de piedad popular que hay en las distintas hermandades lo que indubitablemente conforma en parte su carácter y personalidad que se transmite en todos sus actos. La expansión de la ciudad, los nuevos barrios y la necesidad de canalizar la piedad popular de sus vecinos ha hecho posible la creación de nuevas hermandades en ellos (y más que están en fermento) que con los años se han hecho auténticos referentes en los mismos gracias a las acciones sociales que desde éstas se llevan a cabo: atención a los necesitados reparto de alimentos a quienes carecen de recursos, comedores sociales, donaciones de sangre, atención a mayores y desempleados y por supuesto atención muy especial a los más jóvenes. También por la tarea catequética, de formación y evangelización que es propia a todas las hermandades y porque canalizan las necesidades espirituales de sus vecinos acercando a Cristo y su Madre a través de sus sagradas imágenes para visitarlas en la vida cotidiana y así, dirigir sus oraciones a Jesús y a María. Todo ello sin dejar atrás que como su nombre de hermandad indica son lugares para que sus hermanos, a través de la convivencia logren todo lo anteriormente expuesto.

Como podemos comprobar poca diferencia existe entre las nuevas hermandades y las que atesoran siglos de existencia, pues es el trabajo diario lo que confiere el verdadero valor de una corporación, los logros obtenidos por estas en siglos pasados, aparte de merecer el reconocimiento al arrojo y valentía de sus cofrades de entonces, constituyen en todo caso una responsabilidad añadida a los hermanos de éstas, de ser merecedores de las hermandades que nuestros mayores nos dejaron en herencia, y con nuestro trabajo y dedicación estar a la altura de éstos y hacer hermandades grandes en base a los logros que obtengamos hoy.
 


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