Publicado en la web LaVenia.xyz
De todos es sabido que
las hermandades y cofradía son asociaciones de personas que se reúnen en torno
a un fin común que en nuestro caso es en primer lugar el dar culto público a
Dios personalizado en algún pasaje
concreto de su Pasión, o bien en algún momento de la Gloria del Señor, de la
Virgen o de los Santos. Las mismas agrupan
en su seno a personas muy diferentes, de muy distinto estatus social,
formación, procedencia geográfica,… Pero quisiera detenerme en otro aspecto de
esa diferenciación que tomé prestado de un buen amigo y cofrade, “sabedor” de
cofradías y que desde aquel momento hice mío dicho argumento: me refiero a los
cofrades de “chaquetas” o de “vaqueros”.
Por favor no me malinterprete nadie, que no es una “pasarela Campana” ni
“Sevilla Fashion Week”, no tiene que ver con la forma de vestir, sino una
alegoría a las actitudes y me explico:
Definiríamos al cofrade
de vaqueros como aquel a quien no le asusta el trabajo. No importa si es en
equipos de priostía o en labor más de despacho como puede ser secretaría o
mayordomía, también aquellos en tareas más de representación y coordinación que
muchas horas de teléfono y visitas necesitan. Esté en la junta o bien
simplemente vaya a colaborar, de vaqueros es todo aquel hermano dispuesto a
“arremangarse” y darlo todo, esas deshoras habidas y por haber, pues que no se
nos olvide que las hermandades viven del trabajo que libre y desinteresadamente
le dedican sus hermanos. Y que no se nos olviden los diputados de
caridad-acción social-obras asistenciales (elijan Uds. el nombre que gusten)
que en la tarea que les es propia no existe ni hora ni día de la semana, y si
es necesario sacrifican hasta el salir de nazareno con su hermandad por
acompañar a un hermano que lo necesita.
Frente a esto está el
cofrade de chaqueta, el especialista en salir en fotos sin haberse arrugado el
traje, aquel que nunca está a la hora del trabajo (que al fin y al cabo son
horas de convivencia entre los hermanos, fin principal de las hermandades
“convivir”, lo que decimos hacer hermandad…) pero que es el primero en enseñar
a sus amistades y conocidos lo bonito que “hemos” puesto los pasos este año.
Autentico profesional de croquetas y “pescaos” que conoce a la perfección el
momento del receso en el trabajo-convivencia para ser partícipe de la
“conbebencia” que por supuesto también es convivencia y parte fundamental e
indisoluble del día a día de una hermandad.
“Oiga, mire usted: ¡¡Qué yo ahora es que no puedo ir por mi trabajo,
pero mucha plata que me he limpiado hace unos años!!” Quede tranquilo
hermano, que no van por ahí los tiros, que sabemos que si pudiera no faltaba un
día de su hermandad. Seguro que quien esta humilde opinión lee es plenamente
entendedor de lo que quiero expresar, evidentemente lleno de exageración.
Simplemente es un poco de pensamiento en voz alta que nos haga reflexionar que
tipo de cofrade nos gusta más. ¿Usted cual quiere ser? Yo lo tengo claro.
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