martes, 26 de noviembre de 2013

La proclamación del dogma de la Inmaculada A Grosso

De la serie "De Jacinto y Celeste" num 2

Foto: Joaquín Corchero Arcos
La segunda entrada, obligada, en esta serie es para el cuadro que Alfonso Grosso Sánchez, pintase para el crucero de la Catedral Hispalense en 1964 y que representa la "Apoteosis de la Inmaculada Concepción". Dicho cuadro conmemora el centenario de la Proclamación del Dogma Inmaculista por SS Pio IX celebrado diez años antes, siendo este misterio bandera de la religiosidad sevillana desde el siglo XVII. Es un óleo sobre lienzo de mas de 50 metros cuadrados y se pintó en el palacio de las Dueñas en un solo año.

En el se representa a la Virgen Inmaculada ataviada de saya jacinto y manto celeste, y su rostro reproduce visiblemente el de la Esperanza Macarena. La Virgen esta sobre una nube portada por querubines mientras otros dos portan la corona de reina sobre su cabeza orlada de estrellas viendo a sus pies la ciudad de la Sevilla del siglo de oro: Giralda y Torre del Oro y galeones fondeados en el Guadalquivir.

Al lado izquierdo, aparece SS Pío IX ataviado con capa pluvial blanca, y un ángel que sostiene la bulla "Ineffabiis Deus" que firma el papa en señal de proclamación del dogma.

En el lado derecho, arrodillado en actitud orante, contempla la escena el Arzobispo de Sevilla quien recibe con júbilo la proclamación y representa al cardenal Beato Marcelo Spínola. No es una casualidad que sea nuestro querido D Marcelo, pues suya fue la idea de que se pintase un cuadro conmemorativo del dogma inmaculista para la catedral en 1904 cuando se celebraba el cincuentenario de la proclamación, lo que no pudo cumplirse hasta sesenta años después. Viste capa pluvial celeste, color litúrgico propio de Sevilla para la Solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Virgen María.

Completan la escena un nazareno de la Primitiva Hermandad de los Nazarenos de Sevilla portando la Bandera Blanca de la misma, signo del voto emitido por esta corporación en 29 de Septiembre de 1615 de defender la doctrina Inmaculista hasta derramar la sangre si fuese menester... y dos niños seises ataviados con el traje celeste y uno de ellos portando el estandarte de la Archicofradía Sacramental del Sagrario.

Una monumental obra que encierra en sí toda la historia inmaculista de nuestra ciudad.

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