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Desde la
madrugada del 14 de abril de 1356 los Primitivos Nazarenos de Sevilla salen en
penitencia pública a imagen, semejanza e imitación de Jesús Nazareno, vistiendo
para ello túnicas moradas, con una soga de esparto, con cabelleras de fibras
vegetales sujetas por una corona de espinas, los pies descalzos portando una
pesada cruz en absoluto silencio y gran recogimiento, armados "con las armas verdaderas
con que nuestro Redemptor Jesu Christo venció a sus enemigos, la Santa Cruz
pues en ella murió matando nuestra muerte
y reparando nuestra vida".
Desde ese día en la Ermita de San
Antonio Abad en el Campo de la Resolana existe la madrugada en Sevilla. En el
transcurso del tiempo, fue cambiando su sede esta hermandad, también las
costumbres de la ciudad y la forma de realizar esta penitencia publica, así se
va a la Catedral a adorar a Jesús Sacramentado y desde 1768 se tiene noticia
que las túnicas serán negras y de cola, con capirote de la misma tela y color y
cinturón de esparto, y en cuanto al calzado dejan libertad para llevar los pies
descalzos solo quienes deseen aumentar el grado de su penitencia siempre y
cuando no perjudique su salud, sin más referencia al calzado a utilizar que
sería el tradicional por aquel tiempo y que ha perdurado hasta nuestros días: zapatos.
Y siendo una
hermandad de penitencia y silencio ¿Por qué zapatos? ¿Por qué no otro calzado más
austero para seguir a Jesús Nazareno? Porque El Rey David abraza el instrumento
del martirio, pero es de carey y plata porque es un abrazo de salvación al
signo de la gloria. Llevamos calzado de gloria por acompañar a un misterio de
gloria. Quien mejor explica esto es mi hermano Carlos Colón cuando afirma que
Jesús Nazareno es la única imagen alegórica de Cristo de la Semana Santa que
conjuga en sí la exaltación de la Santa Cruz (de Jerusalén, titular de la
hermandad) por el propio Nazareno, junto con la propia exaltación de Cristo
Resucitado que abraza el instrumento de su muerte convertido por ella en Seña
de nuestra salvación.
Y para
completar la alegoría, la imagen del Señor va custodiada e iluminada por dos ángeles
que refleja aún más si cabe que Jesús Nazareno se nos muestra desde la Gloria
celestial, autentico Varón de Dolores a lo divino, que en una representación
del juicio final se nos muestra mirando a la izquierda donde estaremos los
pecadores pero no para recriminarnos nuestras faltas, sino para concedernos su
perdón infinito y misericordioso, a través de su mirada, y llevarnos con El
junto al Padre.
Llevar
zapatos en la madrugada es compartir la Gloria con Jesús Nazareno.
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