Un buen equipo de comunicación es hoy día
un valor en alza en las hermandades, no solo por coordinar la publicación de
los mensajes en los diferentes canales de que disponga la hermandad, sino como centro
de atención a los medios de comunicación, lo que redundará en una mayor calidad
de la información que se transmita.
Amanece un nuevo
lunes y con el nuevas esperanzas, nuevas perspectivas y nuevas situaciones en este
encierro que empezamos a remitir. Durante este tiempo ha sido fundamental el
contacto con nuestras hermandades a través de las diferentes redes sociales y
medios de comunicación, que nos han acercado misas, oraciones, cultos, la
propia estación de penitencia, y por supuesto las noticias emanadas desde las corporaciones,
así como fotografías de nuestros titulares, lo que nos ha hecho sentir su
cercanía en estos difíciles momentos. Mucho hemos avanzado en términos de
comunicación, ya lo hemos venido repitiendo en entradas anteriores, pero aún
nos queda mucho camino por recorrer.
La hermandad en
si no es ningún medio de comunicación pero si un transmisor de contenidos que
por la propia idiosincrasia de las corporaciones son fundamentalmente de
carácter evangelizador y en este sentido la propia Iglesia, desde SS Pablo VI, nos
insta a usar estos medios para predicar el mensaje de la Salvación a la vez de
enseñar el recto uso de los mismos. El propio proceso de la comunicación es
algo que no se puede improvisar, a poco que reflexionemos es de sentido común
que el uso de las redes sociales ha de ser cuidado y medido pues lo que en
ellos se diga es directamente emanado desde el seno de la hermandad por lo que va a resultar la imagen de la
misma proyectada en la sociedad. Cualquier fallo, desliz o distracción que
suponga la publicación de un mensaje no adecuado que precise de rectificación
es algo que puede restar credibilidad a la institución. Por tanto es muy
conveniente que las cofradías tomemos conciencia de esta nueva situación y
apostemos por los nuevos medios de comunicación que se nos ofrecen y que van
siendo cada vez de uso más mayoritario en la sociedad.
Apostar no
quiere decir que centremos toda la atención en las redes sociales, sino que
aprovechando el tirón generado por la situación actual nos formemos y
preparemos en el correcto uso de las mismas, cada hermandad dentro de su propia
identidad y personalidad. Es muy importante la creación de equipos de trabajo de
este área con personas que tengan conocimientos en este campo (o que se formen)
y, por supuesto, que conozcan a la perfección la institución en la que van a
desempeñar su labor. Siempre he sido defensor que en la “casa” podemos tener
gente que aporte en todos los campos (de hecho soy partidario que siempre que
sea posible, y haya hermanos dispuestos a colaborar, debemos contar con su
participación pues no solo cubriremos la necesidad en cada caso, sino que
además fomentaremos la convivencia entre los hermanos que es una de las razones
de ser de las hermandades), y este no va a ser una excepción, pero nunca
debemos dejar de lado la posibilidad de contratar un especialista en este campo
que nos ayude, asesore, instruya y pueda también estar operativo para cuando la
inmediatez de respuesta en algunas ocasiones así lo requiera.
Un buen equipo
de comunicación es hoy día un valor en alza en las hermandades. No solo por
cubrir las distintas informaciones y coordinar la publicación de las mismas en
los diferentes canales de que disponga la hermandad, sino además como centro de
atención a los periodistas, medios generalistas de comunicación y a las
diferentes web y portales de información religiosa y cofrade que se harán eco
de las diferentes informaciones que puedan surgir desde la hermandad. Una correcta
atención a los profesionales redundará
en una mayor calidad de la información que se transmita.
Una buena labor
de comunicación no necesita ser algo ni reiterativo ni redundante, lo que nos
conduciría a la pesadez y hartazgo. Ha de ser siempre veraz, honesta,
conveniente y sobre todo que tengamos muy en cuenta que en todos y en cada uno
de los mensajes que podamos ofrecer van implícitos siempre Jesús y María, y por
tanto han de ser fuente constante de evangelización, que en definitiva será la
mejor imagen que se pueda transmitir de la hermandad.
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