(Publicado el 7 de Septiembre de 2008 en el Blog de la Hdad. de la Santísima Veracruz de Sevilla http://veracruzsevilla.wordpress.com)
En los próximos
días celebraremos la festividad de la Exaltación de la Santa Cruz. Actualmente,
es la única fiesta litúrgica en honor del Arbor Sacrosanto que celebra la
Iglesia, pero hasta la reforma litúrgica de Juan XXIII, en el Concilio Vaticano
II coexistieron en España hasta tres fiestas en honor de la Veracruz, y en las
siguientes líneas reseñaremos cuales fueron.
La primera de ellas, también la primera en
desaparecer, fue la Fiesta del “Triunfo de la Santa Cruz”, que se celebraba el
17 de Julio, y en la que se recuerda la batalla de las Navas de Tolosa contra
los Almohades que tuvo lugar ese día del año 1212. El califa Al-Nasir con su
inmenso ejército almohade estableció su campamento en Santa Elena (Jaén).
Alfonso VIII de Castilla, queriendo asestar un golpe decisivo a los Almohades,
reunió fuerzas de todo su reino y pidió refuerzos a los reyes de Aragón y de
Navarra, e indulgencias al Papa Inocencio III. Antes de la batalla se prepararon
las tropas confesando y comulgando y recibiendo la bendición del Arzobispo de
Toledo D. Rodrigo Jiménez de Rada. El combate fue muy sangriento, pero el
ejército cristiano salió victorioso gracias a la protección del cielo, pues, se
les apareció la Santa Cruz en los aires en el momento cumbre de la contienda
dando fuerzas al ejército castellano. Para conmemorar esta victoria se levantó
una Iglesia en Santa Elena con el nombre de esta Santa para custodiar la Cruz a
la que se atribuyó el milagro de la victoria de las tropas cristianas.
La segunda de estas fiestas, aún en nuestra
memoria y en las celebraciones populares es la “Invención de la Santa
Cruz”, que se celebraba el 3 de mayo, fecha en que en nuestra Hermandad
seguimos celebrando Solemne Eucaristía en memoria de todos los hermanos vivos y
difuntos tanto de nuestra Hermandad como de la Confraternidad de Hermandades de
Veracruz. En Córdoba y Granada aún se sigue celebrando en esta fecha las
tradicionales Cruces de Mayo. Esta fiesta nos recuerda el descubrimiento de la
verdadera cruz de Nuestro Señor por Santa Elena. (Invención procede del latín
Inventare que significa encontrar).
Santa Elena nació pobre a mediados del
siglo III en el seno de una familia pagana en Daprasano (Nicomedia). En su juventud
pudo contemplar el efecto de las persecuciones enviadas desde Roma, viendo como
los cristianos eran tomados presos, metidos en cárceles de las que salían para
sufrir los más crueles tormentos, siendo quemados vivos o arrojados a las
fieras. Ella nunca lo entendió, pues conocía a muchos de ellos ya algunas de
las cristianas muertas eran sus amigas. ¿Qué mal habían hecho para merecer la
muerte? A los 23 años contrajo matrimonio con Constancio Cloro, valeroso
general y prefecto del pretorio durante Maximiliano. El 27 de Febrero de 274 en
Naisus (Dardania) tuvieron un hijo que recibió el nombre de Constantino.
Constancio Cloro llego a ser mariscal de
campo y el emperador le nombro su regente y su sucesor en el imperio a cambio
de que repudiara a su mujer y tomara por esposa a si hija Teodora. Así lo hizo
y se trasladó a Roma llevándose con él a su hijo Constantino a quien educó en
palacio demostrando ser un fantástico organizador y estratega. Santa Elena
lloró su desgracia durante 14 años hasta que muerto Constancio Cloro su
hijo Constantino fue nombrado emperador y se llevó a su madre con él a la
corte de Tréveris dándole el nombre de Augusta. Recibió el bautismo
probablemente en el año 307, cristiana ejemplar fue testigo en octubre del año
312 del gran día en que su hijo hizo poner por primera vez la cruz en los
estandartes de sus legiones tras aparecérsele sobre el sol el signo de la Cruz
con la leyenda “In Hoc Signo Vinces” (Con este signo vencerás) con motivo de la
batalla de Saxa Rubra frente a su rival Majencio de la que salió victorioso y
como único emperador de Roma.
Aunque Constantino
no recibiría el bautismo hasta el final de su vida por el Papa San Silvestre,
si acogió de buen grado la condición de cristiana de su madre, y por esto a comienzos
del año 313 publicó el edicto de Milán por el que se prohibía la persecución a
los cristianos, y también facilitó a su madre levantar iglesias. Tras
trescientos años de persecución, por fin, la Iglesia de Cristo se presentaba
triunfante sobre la tierra. Santa Elena se dedicó en cuerpo y alma a socorrer a
los pobres y aliviar las miserias de sus semejantes.
En el año 326 encontrándose en Bizancio
junto a su hijo, siente un ferviente deseo de venerar el Santo Leño en el
Cristo murió para redimirnos y para esto organizó una peregrinación por los
Santos Lugares para este fin. Se dedico por entero en su búsqueda y al conocer
la costumbre judía de enterrar en el lugar de la ejecución de un malhechor los
instrumentos que sirvieron para darle muerte, mando derribar un templo de Venus
que se erigía en la cima del Gólgota y buscar la cruz de nuestro Señor. Las
excavaciones resultaron todo un éxito y aparecieron las tres cruces, pero ahora
quedaba la gran dificultad de determinar cual de ellas era la Veracruz. Para
esto dicen que el obispo Demetrio tuvo la idea de organizar una solemne
procesión para poner sobre las cruces descubiertas el cuerpo de una cristiana
moribunda por si Dios quisiera manifestar cual de ellas era la Cruz de Cristo.
Según cuentan al poner el cuerpo sobre la tercera de ellas se obró el milagro y
la enferma recuperó la salud. Santa Elena murió poco después,
probablemente en Tréveris hacia el año 328 o 330. Su hijo dispuso que se
trasladasen sus restos Roma con gran solemnidad conservándose en la iglesia Ara
Coeli, dedicada a su memoria.
Desde su fundación, nuestra hermandad
siempre ha celebrado esta fiesta con gran solemnidad, así y según consta en
nuestro Archivo Histórico, en el siglo XVII comenzaba su celebración en la
mañana del 3 de Mayo con una Solemne Función de Misa Mayor y Sermón en su
capilla del Convento de San Francisco, para lo que se llamaba a los más
prestigiosos oradores. Luego realizaba una Solemne Procesión iniciada por el
Estandarte y los hermanos que portaban velas encendidas. Les seguían la Cruz
del Convento y la comunidad de religiosos, el Guión de la Capilla, los
diputados y las doncellas a las que se hubiese adjudicado su dote. Detrás iban
el administrador y el secretario de los Patronatos y por último el Santo Lignum
Crucis, seguido de los Padres de la Provincia y el Padre Guardián del Convento.
LA procesión discurría por los claustros y compás del convento, dando la vuelta
por la Iglesia para entrar de nuevo en su Capilla.
La tercera de las fiestas de la Cruz, y la
única que ha perdurado hasta nuestros días es la “Exaltación de la Santa Cruz”
que celebramos el 14 de septiembre. Tras encontrar Santa Elena el Árbol
Sagrado, éste fue sustraído por los Persas y en el año 630 fue recuperado por
el emperador Heraclio tras derrotar al rey persa Cosroes II. El 14 de
septiembre fue el día en que el emperador traslado la Cruz a Jerusalén. Al
llegar allí dispuso acompañarla en solemne procesión pero vestido con todos los
lujosos ornamentos reales y de pronto se dio cuenta de que no era capaz de
avanzar. Entonces, Zacarías, Arzobispo de Jerusalén le dijo “Es que todo ese lujo de vestidos
que lleva, están en desacuerdo con el aspecto humilde y doloroso de Cristo
cuando iba cargando la Cruz por estas calles”. El emperador se
despojo de su mantote lujo y de su corona de oro y descalzo comenzó a recorrer
las calles y pudo seguir tan piadosa procesión.
Para evitar nuevos robos, la Santa Cruz fue
dividida en 4 trozos: Uno fue llevado a Roma, venerándose en la Basílica de la
Santa Cruz de Jerusalén; otro fue llevado a Constantinopla, un tercero
permaneció en Jerusalén guardado en un hermoso cofre de plata; y el cuarto se
dividió a su vez en pequeñísimas astillas para repartirlas en diversas Iglesias
del mundo entero y que se llamaron Lignum Crucis o Veracruz. Las Iglesias que
poseían una reliquia de la Santa Cruz (Jerusalén, Constantinopla y Roma) la
mostraban a sus fieles cada año en el día 14 de septiembre en un acto solemne
que se llamaba “Exaltación” del que deriva el nombre de esta fiesta en la
Actualidad.
Nuestra hermandad posee dos reliquias de la
Veracruz de nuestro Señor, ambas donadas por D. José Sebastián y Bandarán en
1954 y 1967, figurando la primera de ellas en la Cruz de guía en un relicario
realizado por Manuel Seco y la otra en el relicario realizado por Villareal con
forma de Cruz arbórea sobre monte que cada Lunes Santo y portado por un
Nazareno es venerado por toda Sevilla en nuestra Estación de penitencia.
Fotografías (por orden de aparición)
1.Sancho el Fuerte de Navarra en las Navas
de Tolosa .Roncesvalles.
2.Santa Elena. Iglesia de la Santa
Croce.Roma.
3.Lignum Crucis. Cruz de Guía. Hermandad de
la Santísima Vera Cruz. Sevilla.
4.Lignum Crucis. Iglesia de la Santa Croce.
Roma
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