domingo, 1 de septiembre de 2019

¿Entes abstractos?


Las hermandades y cofradías son asociaciones de personas reunidas para a un fin común que es la meditación en torno a algún misterio de la pasión del Señor, fomentando la unión, formación, caridad y convivencia entre sus miembros. Son asociaciones de personas, formadas por personas cada una con su propia individualidad, personalidad y características, pero personas, aunque usualmente nos referimos a ellas como algo abstracto, impersonal, que trasciende lo concreto para convertirse en una idea, más allá del espacio y del tiempo, incluso algo que no podemos percibir por los sentidos sino solo por el sentimiento.

Es innegable que toda hermandad tiene algo especial que une nuestro corazón a ellas, pues son un punto de encuentro entre varias generaciones de la misma familia y nuestra pertenencia a ellas aviva aún más el recuerdo a nuestros antepasados que pertenecieron a ellas,  sobre todo cuando ya gozan de la presencia del Padre. Pero no es a esto a lo que me quiero referir hoy, sino a otro aspecto diametralmente opuesto en que solemos hacer uso de la impersonalidad, a veces incluso de forma mayestática,  para referirnos a las hermandades.

Solo hay que ver la historia para comprobar que muchas de nuestra corporaciones atesoran siglos de existencia, habiendo conseguido muchas de ellas grandes logros, no solo para sus hermanos, sino para la ciudad y sus habitantes e incluso la Iglesia en general. Logros que han sido posible gracias a la actuación de los hermanos que en ese momento concreto formaban parte de la misma. Si bien la hermandad  ha sido el nexo de unión y la motivación que hizo posible que trabajaran para conseguirlos, han sido logros de unas personas concretas, que de no haber sido por ellas quizás no hubiese sido posible su consecución. Creo que es evidente que, al igual que ocurre con los gobiernos de las naciones, las decisiones que tomen Pedro, Juan o Santiago no serían las mismas que tomasen Felipe, Andrés o Bartolomé. Ni pretendo dar lecciones ni mucho menos juicios de valor de unas personas sobre otras, pero si creo conveniente reflexionar en lo importante que es conformar un buen equipo de gobierno que se mueva por los intereses generales y no por los propios (aplíquese al ámbito que se quiera).

Tampoco quiero dejar pasar el hecho que, cuando una junta de gobierno toma una decisión que pueda no ser del agrado de terceros somos muy dados a decir: “lo ha decidido la hermandad…” “ lo ha acordado el cabildo…”, evidentemente en casos de acuerdos de cabildo general de hermanos es innegable que es una decisión de la hermandad, pero particularmente me quiero referir a esas decisiones que son de asuntos menores correspondientes a la junta de oficiales, y es justo a lo que me refería anteriormente en que son decisiones que son adoptadas por las personas que la  conforman en ese momento concreto.

Hoy son muchas  las hermandades existentes, algunas de reciente creación y otras atesoran varios siglos de historia. Recordar glorias y logros del pasado es algo importante que además forma parte de la historia de cada hermandad, pero de ahí a basar todo el peso de la corporación en algo que se hizo en el siglo XVII es algo banal, pues dicho logro fué gracias al trabajo de los hermanos que estaban en aquel momento pero no justifica lo que hoy día es la hermandad. Si nos atenemos solo a ésto las corporaciones de reciente creación carecerían de importancia, cuando sabemos que no es así pues muchas de ellas en sus respectivos barrios realizan una más que encomiable labor social que ya hubiesen querido para si algunas corporaciones de siglos atrás. En todo caso para los hermanos de estas hermandades centenarias, los logros del pasado deberían servir para que se trabajase con más fuerza solo por ser dignos de los hermanos que nos precedieron y nos dejaron tan importante legado.

Reflexionemos, no seamos entes abstractos e impersonales en el que escudemos nuestras acciones, demos la cara y busquemos engrandecer verdaderamente nuestra corporación, por la memoria de quienes nos la legaron, en digno homenaje a su trabajo y como responsables de transmitir a nuestros hijos esta herencia recibida.

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